Javier Martínez, propietario del locutorio de Santutxu atracado el pasado jueves, era ayer un hombre roto e «indignado». No tanto porque su negocio fuera asaltado como porque uno de los tres encapuchados de la banda que encañonó a una dependienta y un cliente era puesto en libertad. Los otros dos invididuos aún no han sido localizados. El dueño del establecimiento, un chileno que reside en España desde hace diez años, denuncia la «permanente inseguridad y situación de indefensión» que sufren muchos comerciantes bilbaínos por la elevada oleada de robos perpetrados en los últimos meses en locales «de todo tipo».

El empresario alaba la actitud de la Policía, pero pone en entredicho, en cambio, la actuación de la Justicia con los delincuentes. «Entran por una puerta y salen al poco tiempo por otra», se queja Martínez, que es vicepresidente de los locutorios de la capital vizcaína. «Y salen para lo que todos sabemos», apostilla. «Para volver a delinquir con total impunidad porque en este país les resulta muy fácil robar y más aún salir de la cárcel, si es que alguna vez llegan a entrar», apunta. «Atracar aquí les sale muy barato. La Justicia es muy blanda con ellos».

Tres encapuchados con pistolas le metieron el miedo en el cuerpo el pasado jueves tras encañonar a una empleada y un cliente que se encontraba chateando en el comercio, apoderarse de los 800 euros que hallaron en la caja y dejar encerrados a ambos en el Locutorio Sur. El suceso ocurrió hacia las diez de la noche en la plaza Haro, de Santutxu. Al día siguiente, uno de los tres atracadores fue capturado por la Ertzaintza gracias a los vídeos grabados por la cámara de seguridad del local. La banda asaltó esa misma noche varios trasteros y lonjas del barrio.

Amplio historial delictivo

El sujeto no es un cualquiera. Su imagen es de sobra conocida en las comisarías de la ciudad. Inicialmente, la Policía autonómica subrayó que acumulaba varios antecedentes. Tras revisar su ficha delictiva, el tipo les resultó aún más ‘familiar’. Los agentes aseguraron a Javier que había sido arrestado en 42 ocasiones. Desde ayer, anda suelto de nuevo por Bilbao.

Martínez no daba crédito después de que un agente le comunicara a mediodía que un juez había decretado su puesta en libertad. De los otros dos jóvenes, nada sabe la Ertzaintza. De momento. Pero eso no es lo que más preocupa al empresario. «¿En qué piensan los jueces? Yo no entiendo de Derecho, pero esto no puede quedar así como así. Es necesario endurecer las leyes porque, de lo contrario, esta gente va a seguir haciendo lo que le venga en gana. ¿De qué sirven los arrestos preventivos si luego les sueltan rápidamente?», se pregunta.

El dueño del locutorio, que hace varios meses sufrió un robo por valor de 8.000 euros en otro de los negocios que regenta en Bilbao, está convencido de que la banda que atracó su local es la misma que asaltó, a mediados de agosto, un restaurante en la calle Buenos Aires. En su opinión, sólo el «endurecimiento» de las penas pondrá freno «al incremento de la delincuencia. Puede que los inmigrantes cometan buena parte de los delitos en esta ciudad – sostiene – , pero todo sabemos quiénes son conflictivos y quiénes no. Sólo hay que ponerles nombre», advierte. Martínez aboga por reforzar las medidas de seguridad. «Hay que tomar cartas en el asunto, pero ya mismo. De lo contrario, al final, cada uno se tomará la justicia por su mano para defender sus intereses», concluye.

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