Desde que la presencia de inmigrantes en Catalunya es significativa, este año será el primero en que bajará el porcentaje de alumnos extranjeros en las aulas. El descenso en muy leve, de poco más de un punto (el 12,6% frente al 13,7% de hace un año) y en cifras absolutas incluso la cifra aumenta en unas centenas, pero hay un cambio de tendencia, que se acentuará probablemente en años venideros.
La razón es que la crisis económica y su derivación en el descenso de las entradas de inmigrantes han llegado a las aulas. Esta variación coincide, paradójicamente, con un aumento sustancial del número de alumnos que inician curso debido al alza de la natalidad. Los colegios catalanes acogerán este año a 24.000 alumnos más, un total de 1,2 millones, niveles desconocidos desde hace casi dos décadas. Al aumento de la natalidad habrán contribuido los inmigrantes instalados en Catalunya, pero la mayoría de los nuevos alumnos son hijos de parejas autóctonas.
Al dato positivo del repunte de la natalidad, se une otro: el peso creciente de la escuela pública, que en cinco años ha pasado de acoger al 59,4% del alumnado al 64,1%. El mayor incremento se ha producido en el primer ciclo infantil (hasta tres años), que ha pasado del 39,4% al 54,8% de niños en instalaciones públicas desde el 2004 hasta este año. Detrás del dato se halla la política de los dos gobiernos tripartitos de construcción de guarderías, cuyas plazas casi se han doblado con relación a las existentes en la etapa de gobierno de CiU. El número de guarderías públicas es ahora de 762, frente a las 458 del curso 2004 – 2005. Una buena noticia en un sector en el que siempre se prometía más de lo que se hacía.