Urumqi, la capital de la región musulmana de Xingiang, vuelve a ser un polvorín. Miles de encolerizados miembros de la etnia han (ultramayoritaria en China, minoría en la región) han salido a las calles en los últimos días para protestar por una serie de ataques con jeringuillas contra transeúntes que han sido atribuidos por la policía a «fuerzas separatistas» uigures. En los disturbios del jueves murieron cinco personas y 14 resultaron heridas, según las autoridades chinas. La policía antidisturbios intervino para disolver a los manifestantes, pero las informaciones oficiales no aclaran cómo se produjeron las muertes ni a qué etnia pertenecen las víctimas.
Estos son los primeros incidentes de envergadura en la región desde las revueltas y los enfrentamientos interétnicos que causaron al menos 197 muertos el pasado mes de julio. Las personas atacadas con jeringuillas superan el medio millar, según cifras oficiales. Se desconoce el contenido de las jeringas, si bien por el momento nada indica que ninguna de las víctimas haya desarrollado infección alguna. La policía detuvo a 21 personas por las agresiones, pero estas se continuaron produciendo. Ayer huvo nuevas manifestaciones.