La fuerte vigilancia no evitó nuevos disturbios y cinco muertes en Urumqi

Gara, GARA, 05-09-2009

Los han (etnia ultramayoritaria en China) volvieron a expresar ayer su cólera en las calles de Urumqi, capital de Turquestán Oriental (Xinjiang), después de que la víspera se produjeran una serie de ataques con jeringuillas hipodérmicas contra varios centenares de transeúntes que fueron inmediatamente atribuidos a los uigures, musulmanes y mayoritarios en esa región.

Los disturbios registrados la víspera por la noche tras una manifestación realizada por varios miles de han se cobraron las primeras víctimas de una semana en la que los incidentes se han ido recrudeciendo día a día. «EL jueves catorce personas resultaron heridas y tuvieron que ser hospitalizadas, y se mató a cinco personas, dos de ellas civiles inocentes», declaró el teniente alcalde de Urumqi, Zhang Hong. Se negó a precisar, no obstante, qué entendía por «inocentes» y no proporcionó ningún detalle sobre la identidad de las víctimas.

La Policía antidisturbios disolvió la protesta del jueves, aunque la agencia Xinhua no aclara cómo se produjeron las muertes.

El ministro chino de Seguridad Pública, Meng Jianzhu, llegó ayer a Urumqi para supervisar las acciones de las fuerzas de seguridad y «restablecer el orden social lo antes posible», añadió la agencia china.

Meng Jianzhu responsabilizó de los misteriosos ataques con jeringuillas a las «fuerzas separatistas» musulmanas.

Agregó que los ataques «fueron premeditados, ordenados y llevados a cabo por delincuentes instigados por las fuerzas separatistas étnicas (uigures) y son una continuación de la violencia del 5 de julio», que causó casi 200 muertos. Su objetivo es «obstaculizar la unidad étnica», subrayó el ministro.

Los últimos ataques provocaron manifestaciones de protesta de los han, que salieron a las calles anteayer y ayer para pedir aún más seguridad.

No se sabe qué contenían las jeringuillas, pero las 531 víctimas, según el último balance, no parecen estar infectadas.

Las autoridades anunciaron la detención de 21 personas en relación a estas agresiones.

Ayer tuvieron lugar tres concentraciones en Urumqi, una ciudad de 1.800.000 habitantes dividida por las fuerzas del orden. La más importante reunión a un millar de han, que se enfrentaron brevemente a las fuerzas del orden después de que los policías intentaran detener a un chino que les retó.

Poco después, los agentes dispersaron una segunda manifestación con gases lacrimógenos.

Los han exigen la dimisión del número uno del Partido Comunista en Xinjiang, Wang Lequan.

El ministro de Seguridad Pública explicó que las fuertes medidas de control impuestas pretenden garantizar el orden social e instó a los ciudadanos a «aumentar la vigilancia y no ser engañados».

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