La Concha de Plata como mejor actriz para Melissa Leo en el último Festival de San Sebastián realza esta película independiente norteamericana, realizada al margen de los grandes estudios de Hollywood por la primeriza cineasta de la misma nacionalidad Courteney Hunt. Asimismo, la película fue galardonada con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance, con lo cual miel sobre hojuelas. Describe de forma sincera los avatares que rodean la vida de una mujer ya madura, que está a punto de comprar la casa de sus sueños. Pero su marido, con una fuerte inclinación hacia el juego, huye con el dinero y deja a la mujer arruinada y sola con dos hijos. Al fin conoce a una muchacha, india mohawk, que le propone un trabajo clandestino: pasar inmigrantes ilegales desde Canadá a Estados Unidos.

La honestidad con que su máxima responsable se enfrenta a semejante argumento es lo que proporciona interés a esta historia de nuestro tiempo, que nos presenta a mujeres auténticas, muy jodidas por una vida perra, pero al fin increíblemente fuertes, capaces de sobreponerse a las mayores adversidades gracias a su enorme coraje e inquebrantable fuerza de voluntad. Considerable película, filmada con pocos medios pero mucho talento, capaz de no dejarle a nadie indiferente.

Una cámara inquisitiva, atenta en todo momento a las idas y venidas de ambas protagonistas, refuerza con rigor los hechos descritos, al tiempo que huye como de la peste de las actitudes melodramáticas y de los gestos grandilocuentes, en un valiente esfuerzo creativo a la hora de atrapar con toda intensidad y vibración humana retazos de unas existencias vividas al límite. De modo que no hay el más mínimo espacio en este ‘río helado’ para la mentira o para las componendas de ningún tipo. Aquí, de lo que se trata, es de plasmar con brío el diario discurrir de unas mujeres solidarias, dispuestas a hacer frente a una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.