Un nuevo brote de tensión en Xinjiang pone en apuros a Pekín

El Mundo, ARITZ PARRA. ESPECIAL PARA EL MUNDO, 05-09-2009

Cinco muertos en Urumqi durante las protestas de la etnia ‘han’ Pekín


Con nuevas protestas y cinco víctimas mortales, la maraña étnica del noroccidente chino ha vuelto a tensarse dos meses después de los enfrentamientos raciales que terminaron con casi 200 fallecidos en Urumqi. Casi todos fueron de etnia han, la mayoritaria en el país, que fallecieron a manos de uigures, musulmanes con una marcada identidad política y cultural.


Desde el miércoles, miles de los primeros han salido a las calles de la capital de Xinjiang para exigir al Gobierno mano dura contra los responsables de las revueltas. Esta semana, acusaron a los uigures de atacar con jeringuillas a inocentes.


Durante años, la fuente del descontento en la región – y la gran amenaza para la autoridad del Partido Comunista – procedía de los musulmanes, que se quejan a menudo de que el desarrollo de esta zona ha beneficiado mayoritariamente a los nuevos colonos han. Pekín acusa, además, a los separatistas en el exilio de instigar las violentas revueltas de julio. Pero esta vez, las autoridades se enfrentan a un elemento nuevo y potencialmente más peligroso: el malestar de los que han emigrado a Xinjiang, hasta ahora su mayor apoyo en la región.


Hasta 10.000 de ellos, tal y como ha relatado la prensa oficial, se congregaron el viernes en torno a las dependencias del gobierno provincial, en la céntrica Plaza del Pueblo. Entonaron el himno y portaban banderas de la nación, pidiendo garantías de protección y seguridad. Ayer algunos llegaron a exigir incluso la dimisión del secretario del Partido Comunista en la región, Wang Lequan, un ejercicio de rebeldía popular poco habitual en China.


Según las autoridades provinciales, los ataques con jeringuillas de esta semana han mandado a los hospitales a más de 500 heridos, la mayoría de etnia han. La policía detuvo a 15 personas, pero los manifestantes también se quejaban de lo que consideran una actitud muy permisiva hacia los uigures que lideraron las revueltas de julio y de la lentitud de la Justicia. «Castigad a los violentos severamente y restaurad la paz y tranquilidad», gritaron. En varios momentos se produjeron enfrentamientos con la policía, que tuvo que emplear gases lacrimógenos.


«El jueves, 14 personas resultaron heridas, mientras que otras cinco murieron en los incidentes, incluidos dos inocentes», confirmó ayer el vicealcalde de Urumqi, Zhang Hong, aunque no dejó claro a qué se refería con «inocentes» ni cómo ocurrieron las muertes. Como en julio, los helicópteros vuelven a sobrevolar la ciudad, las calles del centro se han cortado y la presencia de los agentes antidisturbios se ha extendido a otras zonas. Pekín envió ayer a la región al responsable más alto en materia de Seguridad, Meng Jiangzhu. Su presencia demuestra la gravedad política del asunto.


El secretario regional Wang está considerado un político de línea dura, aliado del presidente Hu Jintao y uno de los hombres fuertes en el Politburó. Además de haber hecho de Xinjiang su feudo ocupando altos cargos desde 1991, a Wang se le atribuye el diseño de la política étnica de China. Su trayectoria ha quedado en entredicho en Pekín tras las protestas del pasado mes de julio.

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