JOHANNESBURGO – Agencias

Huntley alega que fue atacado siete veces y recibió insultos raciales de sus agresores
Racista, sensacionalista, alarmante. Son algunos de los adjetivos que le ha dedicado el Gobierno de Sudáfrica a la decisión de Canadá de conceder el estatus de refugiado a un sudafricano blanco que dice ser víctima de la violencia en su país por el color de su piel sin que las autoridades hagan nada para protegerle.

Brandon Huntley, de 31 años, aseguró ante las autoridades de inmigración canadienses que su vida corre peligro en Sudáfrica, donde ha sufrido siete ataques violentos, incluidos tres apuñalamientos. El joven, de Ciudad del Cabo, declaró que sus agresores, de raza negra, le llamaron “perro blanco” y “colono”. “Hay un odio por lo que les hicimos, y todo es por el color de la piel”, declaró Huntley, que pidió el asilo en el 2008, cuando llevaba un año ilegalmente en Canadá después de que se le agotara un permiso de trabajo.

Su abogado aseguró que Canadá le ha concedido asilo ante las pruebas de la “incapacidad o falta de voluntad” del Gobierno sudafricano de proteger a sus ciudadanos.

La decisión ha indignado al Congreso Nacional Africano (CNA), el histórico partido de Nelson Mandela, en el poder desde el fin del apartheid en 1994. “Concederle el asilo alegando que sería agredido por africanos es racista – afirmó el partido en un comunicado-.La afirmación de Huntley de que fue atacado siete veces por africanos debido a su color de piel sin intervención de la policía es sensacionalista y preocupante. El razonamiento de Canadá para concederle el estatus de refugiado sólo servirá para perpetuar el racismo”. Ronnie Mamoepa, portavoz del Ministerio de Inmigración, declaró que “hubiera sido cortés por parte del Gobierno canadiense permitir que el Gobierno sudafricano respondiera a las acusaciones”.

En un editorial, el Times de Johannesburgo calificaba la decisión de “sorprendente y triste”. “Dice más de las percepciones canadienses que de la realidad sudafricana”.

El CNA insistió en que la lucha contra el crimen – 18.000 asesinatos al año-es una de las prioridades del Gobierno de Jacob Zuma, elegido presidente en abril. El crimen endémico, junto a las dificultades para encontrar trabajo, son la razones que aducen los cientos de miles de sudafricanos blancos que han dejado el país desde el fin del apartheid. Aunque los blancos siguen dominando la mayor economía del continente africano, muchos se consideran perjudicados por las leyes de discriminación positiva.