Álava

Clases para africanas maduras

Un colectivo guineano visita Vitoria para unir lazos con la Asociación Africanista Manuel Iradier e impulsar proyectos educativos

El Correo, ERIKA D. DE ARGANDOÑA | VITORIA, 21-08-2009

Cogo y Vitoria. Hilario Engonga y Pako Pko. Dos ciudades y dos hombres unidos por un objetivo común: mejorar la sociedad guineana. Para llegar a esta meta, nada mejor que ir paso a paso, así que en esta ocasión el par de emprendedores se dedica a la alfabetización de la mujer madura en el país africano.
Vitoria se hermanó con Cogo hace 20 años. Justo los mismos que cumple, en 2009, la Asociación Africanista Manuel Iradier (AAMI). Debido a que el citado aventurero se lanzó a conocer el continente misterioso desde las posesiones españolas del Golfo de Guinea allá por el siglo XIX, la ONG ha decidido vincularse a sus habitantes y colaborar en su desarrollo.
Fruto de esta colaboración ha surgido el proyecto que ocupa a Engonga, director del Instituto Nacional de Cabo, y Pko, miembro de la AAMI. En 2008 la asociación vitoriana comenzó a gestionar un proyecto con una proyección de cuatro años, que se divide en dos vertientes: una sanitaria y otra cultural. Desde el principio contaron con la colaboración del Ayuntamiento de Vitoria y de la Diputación alavesa, «aunque este año debemos renovar el acuerdo con la entidad foral», comenta Pko.
Visitas médicas
Tratan de que la ciudad de Cogo y los pueblos circundantes evolucionen en prevención de enfermedades o visitas médicas, pero no olvidan el aspecto intelectual. La educación es la base de la sociedad, y como la mujer es el pilar de la familia, se han propuesto alfabetizarlas para progresar con paso firme. «Si la madre está formada entenderá la importancia que tiene e insistirá para que sus hijos se eduquen. Además, podrá ayudarlos en sus tareas», apunta Engonga.
La AAMI comenzó a realizar esta labor en 2008 a través de colaboradores que viajaron a Guinea y apoyando económicamente el proyecto, pero en abril se unió el Gobierno guineano para así oficializar la empresa educadora. Con el paso del tiempo, desde Vitoria se mantiene el apoyo económico mientras el trabajo de campo es asumido por la contraparte local.
El papel de Engonga es precisamente ese, apoyar a las profesoras, que son guineanas, para que el nivel sea el adecuado. Una decena de poblados situados entre Cogo y Bata, son los afortunados con las escuelas para adultos que supervisa el director del Instituto Nacional de Cabo.
Allí acuden mujeres de 40, 50 ó 60 años y de todas ellas destaca la ilusión y entrega con la que participan. Engonga cuenta que antes de venir a Vitoria dejó en clase a una anciana de 75 años que en pocos días aprendió «a hacer palitos y círculos. De hecho, ya escribe las vocales».
Corte y confección
El gran problema con las mujeres maduras es la vista. Muchas tienen deficiencias físicas de, miopía o cataratas, y sin medios, aprender es casi imposible. La intención no es suficiente.
La iniciativa es otro de sus fuertes. Las mujeres participantes se han asociado y, al legalizar su situación, crean una expectativa de futuro muy plausible. «Lo que más preocupa es el desarrollo social y gracias a esta asociación las mujeres escriben, leen aprenden corte y confección, pescan, hacen pan…», apunta Pko. El futuro pasa por que, poco a poco, las guineanas sean capaces de gestionar y desarrollar los proyectos para así dirigir su futuro. Meta que cada día está más cerca.

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