Un poquito más cerca de Colombia

ABC, JOSÉ M. CAMARERO | MADRID, 20-07-2009

Comidas, bebidas, música… Todo sabía a Colombia ayer en el Parque de Tierno Galván (Distrito de Arganzuela), donde se congregaron más de 5.000 personas para celebrar el Día de Colombia, en una fiesta multitudinaria en la que los recuerdos de la «madre patria» volvían a la cabeza de muchos inmigrantes afincados en Madrid.

Todos los que asistieron ayer a este evento lo hacían pensando en lo que estarían haciendo hoy mismo (el 20 de julio es, en realidad, el día de la Fiesta Nacional de ese país) si estuvieran en su hogar de toda la vida. «La parada militar de Bogotá es impresionante», explicaba Alberto, quien recordaba que lo mejor de este día eran los bailes y danzas típicos del país, muy poco conocidos en el mundo.

La de ayer era una jornada festiva en la que las banderas tricolor (amarillo, azul y rojo, los símbolos de la enseña colombiana) inundaron el auditorio central del parque desde media tarde y hasta bien entrada la noche. Para ello, la Embajada de Colombia había organizado el Gran Concierto para la Convivencia, al que acudieron tanto el Embajador del país en España, Carlos Rodado Noriega, como el consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández – Lasquetty. Rodado Noriega indicó que «queremos aprovechar esta fecha para compartir con la comunidad iberoamericana la rica diversidad cultural de nuestro país y reforzar los lazos que nos unen».

El concierto sirvió a muchos compatriotas para recordar los sonidos de autores como Luis Lorenzo Peña, Las Perlas del Caribe o Los Gaiteros de San Jacinto. «La estamos pasando rebién», expresaba Amelia, una joven inmigrante que apenas lleva dos años en Madrid y que echa mucho de menos a su tierra. Ella es de Barranquilla y explica que «cuando se está lejos de casa, cualquier acto de este tipo te sube mucho la moral», afirma. Más aun si, como ella y otros tantos, la crisis les impedirá ir este verano a ver a sus familiares.

Pero donde verdaderamente lo estaban pasando bien era en los alrededores del concierto, más allá de las escalinatas donde se concentraba parte del público. Familias completas instalaban sus pertenencias debajo de los árboles para unirse a otros amigos que faltaban por llegar, y que se retrasaron por culpa de los atascos en la zona. Decenas de puestos ambulantes hacían que la espera fuera mucho más agradable: el mango picado era el rey de la tarde. Aderezados con un poco de azúcar y limón, los gajos de esta fruta exótica hacían las delicias de los más pequeños, ávidos de algún tipo de refresco para saciar el calor.

Mangos y «raspaos»

Otros muchos colombianos preferían recordar el sabor de su tierra en una jornada tan especial a través de los «raspaos», unos helados granizados de miel con múltiples sabores. «En Ecuador los llaman cholaos», afirmaba Samuel, «pero nosotros les decimos raspaos porque, para fabricarlos, hay que limar un gran bloque de hielo y juntar los pedazos que salen en el vaso donde te lo vas a tomar». Un sirope verde, amarillo o rojo servía para ponerle la guinda a una bebida más que refrescante.

La cada vez más numerosa presencia de este colectivo en la capital (ya hay casi 80.000 colombianos censados en la comunidad) ha hecho posible el desarrollo de establecimientos dirigidos a este grupo de ciudadanos, que también tenían presencia en el acto: desde restaurantes, hasta casas de envío de dinero, pasando por tiendas de moda u operadores de móviles.

Este acto central se enmarcaba dentro de la semana cultural denominada «Colombia más cerca», en la que se han organizado numerosos actos en torno al inminente Bicentenario de la Independencia de 1810 o a la importancia del español como lengua vehicular en toda América.

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