Decepción entre los bengalíes tras la salida de africanos que llevaban poco más de dos meses en Melilla

Los asiáticos expresan su frustración después de comprobar que no aparecían en la lista de inmigrantes con permiso para salir del CETI La mayoría de los bengalíes llevan esperando en la ciudad más de tres años

Diario Sur, VENTURA GARCÍA, 12-07-2009

La decepción de los inmigrantes bengalíes va en aumento tras comprobar la semana pasada que un grupo de medio centenar de subsaharianos dejaba el CETI de Melilla rumbo a la península sólo dos meses después de haber llegado. Los 63 asiáticos reconocen que, al darse cuenta de que ninguno de ellos formaba parte de la lista de seleccionados, sintieron una profunda frustración.

Los inmigrantes de Bangladesh que desde finales de 2005 residen en Melilla se preguntan por qué siempre son los demás quienes ven cumplido su sueño de pasar a un Centro de Internamiento de Extranjeros para, unas semanas después, lograr esa ansiada libertad que les permita tener su propia familia o encontrar un trabajo digno. También se preguntan por qué el aumento de los plazos dictados por Ley para revocar las órdenes de expulsión que pesan sobre ellos les afecta con carácter retroactivo.

Sostienen que, cuando llegaron, bastaba con permanecer tres años en España para conseguir los papeles. Tras modificarse la Ley, el plazo se amplió a cinco años, afectando no sólo a quienes llegaran a España de forma ilegal a partir de ese momento, sino también a quienes ya estaban en el país.

Injusticia

Los bengalíes consideran injusta la situación que están viviendo porque, al margen de la incertidumbre que sufren por no saber en qué momento serán expulsados, crece su desesperanza y su frustración. Sea como fuere, todos ellos son conscientes de que la solución a sus problemas está en manos del delegado del Gobierno. A Gregorio Escobar le piden que haga cuento pueda por regularizarlos y ofrecerles la posibilidad de empezar una nueva vida lejos de las catástrofes naturales, los gobiernos inestables y la miseria. Además, la mayoría de ellos contrajo deudas en su país de origen para pagar un costoso y duro viaje hacia Europa. Ahora, las familias esperan en Bangladesh que llegue algo de dinero para hacer frente a acreedores que se han quedado ya con lo poco que tenían para vivir.

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