Se dispara la demanda de ayudas sociales en Badalona

El Mundo, JORDI RIBALAYGUE, 12-07-2009

Las consultas de familias en riesgo de ser desahuciadas se han incrementando un 50% en el último año Badalona


Los efectos de la crisis y el paro golpean al área metropolitana de Barcelona, en especial a municipios como Badalona, donde los servicios sociales del Ayuntamiento y las entidades que apoyan a colectivos desfavorecidos atienden desde hace meses a un número creciente de vecinos que padecen situaciones extremas. «Estamos aburridos y cansados, y cada vez viene más gente», se queja Guzmán Roger, un hombre de 80 años que lleva décadas repartiendo comida y enseres a las familias pobres de la ciudad.


El veterano voluntario asegura que unas 3.500 personas acuden cada mes a su asociación de Gorg Mar a recoger alimentos, cuando hace un año eran unas 500. Roger confiesa que le pudo la desesperación a principios de año: «Tenemos reservas hasta septiembre, pero en enero y febrero no sabíamos dónde sacar la comida». Hasta finales del 2008, el grueso de los necesitados que pasaban por el almacén eran inmigrantes, un perfil que ha variado en los últimos meses. «Ahora un 55% son catalanes, y cada vez vienen más jóvenes que vuelven a vivir con los padres», explica el hombre, que a menudo se las tiene que ver con los que prueban de llevarse bolsas de más.


Según los datos del Ayuntamiento, las oficinas municipales gestionan un 50% más de casos que hace un año. «No estamos desbordados, pero sí se ha notado mayor presión», señala el coordinador de servicios sociales de Badalona, Joan Brió, que especifica que estudian más consultas de los usuarios que ya eran habituales, a los que se ha sumado «gente de clase trabajadora que no había necesitado ayuda». Ante la ola de parados que se avecinaba, el Consistorio dobló las partidas sociales de 200.000 a 343.000 euros e incorporará en septiembre a 20 asistentes sociales.


Uno de los problemas acuciantes es el incremento de los desahucios. Los técnicos municipales han recibido un 50% más de solicitudes que en 2008 para resolver los requerimientos en los que la amenaza de quedarse en la calle es inminente. En concreto, unas 150 familias se han dirigido apremiadas por los impagos al Consistorio, que negocia con los bancos para transformar las hipotecas en alquileres o abonar parte de los retrasos si se demuestra que el inquilino es insolvente.


Una de las afectadas es Silvia Llunell, una vecina del barrio de La Salut que ya se ha mudado al domicilio de una amiga. «Mi asistenta ha logrado que no me saquen todavía, pero no me han dicho cuándo vendrá la policía, así que me paso cada día por casa a esperarlos», relata la mujer.


Crítico es el trance que atraviesa Sonia Galán, una joven que malvive en una barraca en Sistrells con sus dos hijos y cobra una prestación de 600 euros. «Me dijeron que nos buscarían una casa de acogida, pero llevo meses esperando», dice.


A Mari Carmen Martín la desahuciaron en abril y su marido perdió el trabajo hace año y medio. Cuando se le agote el subsidio tras el verano, sólo les quedarán 421 euros para trampear con los gastos. «Me han negado ayudas para alquilar un piso y no me conceden los cheques de alimentos para mis hijos», denuncia Mari Carmen. Precisamente, el Ayuntamiento ha doblado las llamadas becas comedor porque, según apunta Brió, «se vio que muchos niños dejaban de comer en la escuela porque los padres no lo podían pagar».


Además, los afectados critican se tarde más de un mes en conceder visita a los asistentes sociales en algunas zonas. «Es lógico que quien espera se sienta desatendido, pero se priorizan los casos urgentes», se justifica Brió. Por su parte, Rosa de Paz, que dirige Arsis – una organización que da apoyo a sectores marginados – , observa «colapso» en la Administración: «A menudo nos envían a personas que andan perdidas y preguntan si están en una oficina del Ayuntamiento». Han pasado en poco tiempo de 100 a 160 personas a las que prestan servicio en el local de la asociación y preparan los cursillos que se retomarán después de las vacaciones, pero no saben si podrán acoger a toda la demanda. «Tendríamos que doblar grupos y para eso necesitamos más subvención, pero no sabemos cuál es la voluntad del Ayuntamiento», advierte De Paz.

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