Errenteria ensayará un plan de mediación para desactivar el conflicto de Iztieta

El Ayuntamiento agradece a los vecinos del barrio el «exquisito comportamiento cívico» que mostraron en la manifestación. Detallará su estrategia a todos los habitantes en una carta

Diario Vasco, BORJA OLAIZOLA, 11-07-2009

DV. Garantizar la seguridad ciudadana y restaurar la convivencia pacífica. Cumplir el primero de los objetivos que se ha marcado el Ayuntamiento de Errenteria en el barrio de Iztieta no requiere fórmulas mágicas. Basta con incrementar la vigilancia policial. Alcanzar el segundo, sin embargo, no parece tan sencillo. ¿Cómo se restañan las heridas abiertas a lo largo de estos días? Entre los vecinos ha arraigado la idea de que algunos de los inmigrantes que hacen acto de presencia en el barrio son delincuentes potenciales. Los extranjeros, por su parte, se sienten víctimas de una campaña de acoso totalmente injustificada.


Las concentraciones que entre el sábado y el martes se produjeron ante algunas tiendas regentadas por inmigrantes han dejado unas secuelas que tardarán en diluirse. Los insultos, los malos gestos e incluso las agresiones físicas – hay varias denuncias al respecto – han hecho brotar semillas de un resentimiento que no será fácil erradicar. El conflicto, el primero de esta naturaleza que ha surgido en Euskadi, parece haber entrado sin embargo en una nueva etapa. Ni en la concentración vecinal del miércoles ni en la manifestación que se celebró anteayer se repitieron los gestos de acoso a los comercios propiedad de magrebíes. La marcha se desarrolló en silencio y bajo un lema – «Por un barrio seguro y sin delincuencia» – capaz de aglutinar a todas las partes.


La incorporación a la manifestación de tres veteranos miembros de la colectividad musulmana, uno de ellos ex presidente de la asociación de la mezquita de Iztieta, fue acogida con aplausos y terminó de certificar la apertura de una nueva etapa que parece presidida por una clara voluntad de conciliación. El propio Ayuntamiento de Errenteria felicitó ayer a los vecinos que participaron en la marcha por «su exquisito comportamiento cívico». En un comunicado consensuado por todos los grupos municipales, el Consistorio reiteró los compromisos de incrementar la vigilancia policial que adquirió antes de la manifestación y anunció además su propósito de poner en marcha un plan de mediación para «recuperar las buenas relaciones vecinales».


La idea de ensayar la mediación parte del convencimiento de que «aumentar la presencia policial, aunque sea imprescindible, no será suficiente para eliminar de raíz el problema». A lo largo de la próxima semana un grupo de mediadores dependientes del Gobierno Vasco contactará con representantes de ambas partes y analizará las vías para superar el conflicto. Se trata de un trabajo que se prolongará durante varios meses y del que se informará puntualmente a los vecinos a través de cartas remitidas por el Ayuntamiento. La primera de ellas será enviada la próxima semana y detallará los pasos del proceso.


La iniciativa de la mediación ha tenido una buena acogida entre la colectividad magrebí. Lofti, de la mezquita de Iztieta, considera que se trata de un primer paso para restaurar la convivencia. La mezquita, recordó, ha funcionado en el barrio desde hace diez años sin que hasta ahora se hayan registrado problemas. «Si hay delincuencia nosotros somos los primeros en rechazarla pero no se puede generalizar y culpar a todos de lo que hacen unos pocos».


Los vecinos, por su parte, también parecen dispuestos a sumarse al ensayo. En su intervención en la manifestación del jueves, el presidente de la Asociación de Vecinos de Iztieta, José Luis Txelis Martín, expresó su voluntad de recuperar cuando antes la normalidad en el barrio. La asociación va a trasladar al Ayuntamiento que se ha marcado septiembre como fecha límite para verificar si cumple los compromisos que ha adquirido con el barrio. Durante ese plazo no convocará movilizaciones ni concentraciones.



Seña de identidad

Mientras, desde la Corporación se insiste en mensajes de conciliación. «La convivencia entre vecinos de distintas culturas ha sido una de las señas de identidad más positivas y ejemplares de este barrio», se indica en la nota aprobada ayer por todos los munícipes. «La historia del barrio demuestra con claridad que el problema no está en la inmigración en si, sino en los comportamientos incívicos o delictivos de grupos minoritarios».

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