Artículo de Arturo San Agustín: 'Odios'

El Periodico, ARTURO San Agustín, 10-07-2009

Es la tercera vez que presencio un suceso similar en la Rambla. Yo solo apunto a la tercera, no antes. Dos pacíficas ciudadanas hablan en una acera sin impedir el paso por la misma de otros peatones. La acción, como dicen los del cine, transcurre, insisto, en la Rambla, a la altura de la calle de Hospital. De pronto, aparece un magrebí y comienza a insultar a las dos pacíficas ciudadanas mientras grita lo siguiente: «Barcelona no vuestra, cabrones. Barcelona no vuestra, cabrones».
La ventaja de no ser político o mediador en conflictos es que puedes escribir en voz alta lo que has visto repetido tres veces, porque un mal día lo tenemos todos. La ventaja de no ser político es que puedes hablar del odio real que algunos nuevos inmigrantes nos tienen llamándolo odio, porque también los inmigrantes odian.
O sea, que aquí, en este país nuestro, nunca como hasta ahora los poderes públicos habían demostrado tanta sensibilidad social con los recién llegados. Sensibilidad social, ay, que no se tiene demasiadas veces con los aborígenes. Y, sin embargo, tampoco nunca como hasta ahora los recién llegados se habían comportado públicamente de manera tan altanera, tan agresiva, tan desafiante. Todos somos – – o lo han sido en algún momento nuestros mayores – – recién llegados, pero en estos tiempos nuestros hasta los recién llegados lo quieren todo y al instante. O lo exigen. Incluso exigen aquello que la mayoría de aborígenes sabemos que nunca nos regalarán, porque exigir regalos es lo que mejor saben hacer demasiados recién llegados.
Yo supongo que los políticos sensatos, bien informados y no demasiado demagogos, además de hablar de xenofobias, tolerancias y cosas por el estilo deben ser muy conscientes de una realidad que, bien manejada por algún recién llegado a la política, catalán, español o incluso extranjero, puede acabar fatal.
Mientras tanto, algunos antropólogos siguen diciendo que la violencia es una forma de comunicación. Violencia que, cuando la practican algunos recién llegados, significa que se quieren integrar. Otro espléndido verbo. Progresista, por supuesto.

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