El ingreso de dólares por remesas familiares cayó 9.5 por ciento durante el primer semestre, ya que se dejaron de recibir US$203.7 millones en comparación con el mismo período del 2008.

En los primeros seis meses del año —enero a junio— se recibieron US$1 mil 937 millones por concepto de remesas; en el 2008 fueron US$2 mil 140.9 millones.

En junio, la caída frenó, ya que en mayo fue de 16.4 por ciento. En lo que va del 2009, junio es el mes con más envíos, con US$348.5 millones.

La disminución en los envíos es resultado del desempleo causado por la recesión mundial.

La pérdida de trabajos en Estados Unidos —país del cual proviene más del 90 por ciento de remesas—, aumentó en junio, con 467 mil puestos de trabajo menos, según datos del Departamento de Trabajo de ese país divulgados el 2 de julio último.

La situación es tan dramática que los emigrantes piden a sus familias les envíen dinero a EE. UU.

Uno de esos casos es el de Leo Chamalé, quien solía enviar a su familia en Guatemala dinero dos veces al mes, y ahora forma fila en los centros de remesas para esperar él los envíos.

“No trabajo desde hace cinco meses, y van dos meses que no pago el alquiler. Por eso les pedí que me enviaran US$1 mil 500”, dice.

En el país, la preocupación es evidente. Delfina Mux Caná, subsecretaria de Planificación y Programación de la Presidencia, afirmó: “La caída en las remesas es un área de preocupación. Analizamos los efectos y opciones para las personas que dependen de ese ingreso”.

Según el Banco Mundial, del 2000 al 2006, la pobreza se redujo 5 por ciento; la mitad debido a la recepción de remesas.