Munich. Los sangrientos disturbios étnicos producidos en la región china de Xinjiang, en el extremo oeste del país, habrían dejado hasta 800 muertos, denunció ayer el Consejo Mundial de los Uigures en una conferencia en Munich.

Testigos de Xinjiang relataron en conferencia telefónica algunos de los muchos episodios de violencia vividos en los últimos días y sufridos por la minoría uigur, subrayó el secretario general de ese congreso, Dolkun Isa.

La cifra de víctimas mortales oscila según sus cálculos entre 600 y 800 personas, aunque por el momento es muy difícil de precisar. “Con seguridad fueron varios cientos”, dijo Isa.

Según los datos oficiales de las autoridades chinas, sólo 156 personas murieron en las protestas de Xinjiang y en los enfrentamientos entre uigures y chinos de la etnia mayoritaria.

Isa aseguró que más allá de las protestas y manifestaciones, muchos uigures fallecieron en linchamientos a manos de grupos de chinos. Como ejemplo citó el caso de cuatro estudiantes de medicina de la facultad de Urumqi, que fueron asesinadas y decapitadas en uno de esos ataques.

Otras 150 personas resultaron asesinadas en una fábrica de tractores de la misma localidad. “De Urumqi hemos oído que los cadáveres yacen en la calle”, dijo Asgar Can, vicepresidente del Congreso Mundial de los Uigures, que tiene su central alemana en Múnich, ciudad en la que se concentra la mayor población uigur de toda Europa.

Los uigures denuncian en Urumqi que no les dejan acceder al hospital para ver a sus muertos. Mientras, los corresponsales empiezan a ser objetivo también de las iras de la etnia Han y de la policía, con numerosas amenazas e imprecaciones públicas durante el día de ayer, mientras que los uigures se han mostrado pacíficos y sólo en dos ocasiones echaron mano de piedras cuando la policía se acercó a interrumpir las entrevistas que estaban concediendo a los medios.