"Los delitos nos afectan a todos"

El País, KARIM ASRY, 09-07-2009

Todos tienen miedo y la brecha sigue creciendo entre los autóctonos y la comunidad marroquí de Rentería. Los vecinos que desde el sábado pasado protestan antes varios locales regentados por marroquíes en el barrio de Iztieta relatan cómo varias madres bajan al portal a esperar a sus hijas de noche por miedo a que les ocurra algo, y también asaltos a punta de navajos e incidentes similares. La delincuencia se ha disparado en el barrio, según afirman, a pesar de que los datos manejados por la Ertzaintza no indican ningún aumento del número de delitos.

La comunidad marroquí de Rentería, por su parte, vive incrédula cómo el barrio les hace responsables de los delitos cometidos por un puñado de reincidentes y acusan a varios locales de ser un punto de tráfico de drogas. Algunos incluso meditan si merece la pena quedarse en un entorno tan hostil. En el fondo de la cuestión se encuentra, una vez más, el problema de los jóvenes marginales marroquíes que viven de la delincuencia y, en concreto, el de los menores extranjeros tutelados por la Diputación de Guipúzcoa, en concreto del centro de Deba.

Este barrio de 3.500 habitantes – algo menos del 10% de la población de la localidad – tiene empadronados a unos 208 marroquíes. Alberga una de las primeras mezquitas construidas en Guipúzcoa y no faltan los matrimonios mixtos entre vascos y gente de origen árabe. “Somos los primeros en estar en contra de la delincuencia, nos afecta a todos. Nosotros también tenemos problemas con los menores”, explica Lofti, portavoz de la mezquita de la localidad. Pero las cosas no se hacen así, añade: “Nos piden que arreglemos nosotros el problema de la delincuencia, como si fuéramos responsables de los actos de todos los marroquíes. El año pasado pillé a un gitano robando en una carnicería. ¿Qué tenia que hacer? ¿pedirle cuentas a la comunidad gitana? El problema lo tienen que arreglar la Ertzaintza y las administraciones”, concluye.

Consultado al respecto, el Departamento de Interior explicó que la Comisaría de Rentería no ha detectado un aumento de los delitos y faltas en el barrio de Iztieta durante este año con relación al pasado. Incluso “han disminuido ligeramente”, según sus cifras. En 2008 las denuncias presentadas en el barrio supusieron el 11,92% del total en Rentería. Este año, en los seis primeros meses, se quedan en el 9,93%, mientras que el número de denuncias recogidas este año en la comisaría de Rentería es similar al del año pasado en el mismo periodo.

“No me hacen falta los datos. Yo sé lo que es residir en el barrio y mis vivencias son igual de válidas”, responde un portavoz de la asociación de vecinos Gurekin. Otra residente del barrio, María Alba, explica cómo algunos menores robaron en alguna ocasión el dinero de la merienda de su hijo pequeño, un incidente probablemente invisible para los datos de Ertzaintza. “No estamos en contra de nadie, pero tenemos que aprender a convivir”, resume.

“¿Que dicen que trapicheo hachís? Trabajo todos los días de 8 a 11 de la noche para darle de comer a mi familia”, responde Mustafá, uno de los responsables del locutorio Eissa, primera parada de la ronda vecinal exigiendo el cierre de algunos locales. El local fue uno de los primeros en abrir en el barrio.

Su familia también regenta el restaurante Amal, en el que los menores magrebíes suelen matar el tiempo después de haberse fugado del centro de Deba, creado por el ente foral para los conflictivos y para acabar con el efecto llamada que hace de Guipúzcoa un destino preferente. “Cuando les decimos que está prohibido fumar [hachís], salen a la calle y molestan a los vecinos, así empezó todo”, afirma Mustafá, desbordado por una situación para la cual no hay respuesta simple.

Los vecinos volvieron ayer a congregarse en la plaza de la Diputación pero, tras saber que el Ayuntamiento ha convocado para hoy una Junta de Portavoces para consensuar una declaración institucional, optaron por no hacer el recorrido por los comercios.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)