«Vuelvo feliz a Cartagena»

La Verdad, ANTONIO ARCO, 03-07-2009

«Me duele mucho la huida a Europa de los jóvenes africanos, el drama de la emigración. Eso sí que me mata»

Festival: La Mar de Músicas.

Concierto inauguración: Khaled.

Dónde: Auditorio Parque Torres. Cartagena.

Cuándo: Mañana, a las 23.00 horas.

Entrada: 25 euros.

Organiza: Ayuntamiento de Cartagena (Concejalía de Cultura).

Dirección: Paco Martín.

- Khaled, jodío, ¡canta Didi!

Que cante Didi Khaled aunque sea una de sus canciones más conocidas, desgastadas, bailadas, disfrutadas, tarareadas, utilizadas para las fiestas, para los baños ya de madrugada, para el inicio del verano, para su final, para las despedidas, para las bienvenidas, para los abrazos, los brindis, los olvidos; mañana noche – 23.00 horas – durante la inauguración de la XV edición del festival La Mar de Músicas de Cartagena, que correrá a cargo de Khaled, llegado de París para la calurosa ocasión, que cante el músico argelino los temas de su nuevo disco recién salido del horno, Liberté, y que cante también lo que le dé la gana, pero que no se olvide el embajador del pop raï, el intérprete torrencial y vitalista, de cantar Didi a la luz de la luna, haya luna o no haya luna, brisa marina o besos generosos con aire acondicionado.

- ¿Qué tal está usted, a punto de inaugurar una nueva edición del festival La Mar de Músicas?

- Muy bien. Disfrutando mucho con mi nuevo disco, Liberté, y con los directos que realizo para promocionarlo. Y vuelvo feliz a Cartagena, a ese gran festival que es La Mar de Músicas.

No es la primera vez que Khaled actúa en La Mar de Músicas, donde ya acudieron una vez en procesión, para escucharle y envolverle en afecto, muchísimos marroquíes y argelinos que, como él, viven como pueden fuera de sus países. Ya abrió el festival, en 1998, y armó una fiesta que se adhirió a la piel del público y abandonó el lugar con ellos para esparcirse por el mundo. También actuó en Murcia, en el Festival Belluga, en 2003 y delante de la catedral; imponente.

Khaled es mucho Khaled: apasionado, alegre, de lágrima fácil, acostumbrado a decir lo que piensa, a cantar lo que siente, a mostrarse de frente (con bigote, pero no confundir con otros con bigote). Tiene en el mercado su último disco, Liberté, que una vez más le está acarreando elogios. Un disco con el que ha querido retornar a sus orígenes, unos orígenes que tienen mucho que ver con el hombre – y el músico – que soñaba con recorrer el mundo con su voz y sus canciones cuando, trajeado de un modo que daba pena verlo, cantaba en las bodas para ganarse la jodida vida. Él amaba Orán, la ciudad más cosmopolita del país norteafricano, en la que convivían judíos, musulmanes y cristianos. Allí nació Khaled en 1960, curiosamente en el barrio portuario español. Ha llovido mucho desde entonces: mucha buena suerte para él y nula suerte para muchos de sus hermanos.

El tipo de siempre

- Artísticamente, ¿en qué momento se encuentra?

- Sigo siendo el tipo de siempre. Con Liberté he querido volver más a las raíces del raï, sin apartarme totalmente del pop, pero es que no quiero ser un esclavo de las máquinas. Vivimos en un mundo de ordenadores, hay demasiados. Me producía cierto temor hacer un disco tan tradicional porque desde que llegué a Europa por primera vez siempre he pensando que aquí no estaban preparados para un disco tan tradicional, pero las críticas del disco están siendo maravillosas. De todas formas estoy preparando un dúo con Shakira, para que todo el mundo baile, que será apoteósico. Pero en este disco he querido sacar todo el sentimiento del raï.

- ¿Para qué y para quiénes canta?

- Pues en este disco, por ejemplo, le canto a mi padre. Gracias a él me dedico a la música. Me empujó a ello al decirme que no me dedicara a la música como profesión, porque yo quería demostrarle que no iba a tocar la droga y que podía alcanzar un estatus con mi música, triunfar en el mundo, y al mismo tiempo estar casado y tener hijos. Ése era el reto que no me atrevía a plantearle y que he conseguido hacer realidad. Él llegó a conocer a dos de mis hijos, y eso me hizo muy feliz; a la tercera no llegó a conocerla.

- ¿Qué mensaje le interesa hoy transmitir al público?

- Paz, amor, fiesta… eso es el raï. El día en que yo cante sobre el integrismo o cualquier cuestión política, creo que el raï me va a dar una patada en el culo. El raï, tal y como yo lo conocí en sus inicios, es festivo. Habla del alcohol, de la fiesta, de beberse una botella de vino. Habla de la libertad, de todo lo que queremos disfrutar. Es rock an roll. Molesto. Y a eso es a lo que yo le canto.

- ¿Qué cosas de las que están pasando actualmente en el mundo le preocupan a usted más?

- ¡Me preocupan tantas cosas! Por ejemplo, la desunión que hay en el Magreb. Yo quiero la reconciliación entre Marruecos y Argelia, que nunca llega. Yo nací junto a marroquíes y allí me quiere todo el mundo. Todos saben quién es Khaled y siempre tendré el sueño de un Magreb unido. Pero los políticos no hacen nada positivo, hacen lo que les da la gana, pero el pueblo siente distinto. También me duele mucho la huida a Europa de los jóvenes africanos, el drama de la emigración. Eso sí que me mata. Son muchas las madres que lloran por los hijos que salen de África porque allí no hay expectativas y viven mal. Allí donde hay miseria, los jóvenes salen a la aventura por un sueño. Ocurre en España y en Italia, donde muchos mueren en el mar por las mafias de marroquíes, argelinos, italianos… ¡qué más da la nacionalidad! Les quitan el dinero por pasarlos con un falso sueño de lo que les espera en Europa. Hay que ayudar a los países africanos para solucionar este problema tan grave. También me duele que hayamos perdido la generosidad, el espíritu festivo. Ahora es todo más salvaje. Ni siquiera se respeta a los mayores. Pero me preocupan y me duelen tantas cosas que no tendríamos fin.

- Y Khaled, ¿a qué tiene miedo?

- No tengo miedo a nada. Me gusta transmitir siempre, y así lo hago en mis canciones, un mensaje de paz y amor.

- Hasta ahora, ¿qué es lo más importante que la vida le ha enseñado a usted?

- Que debemos separar la política y la religión y que todos debemos respetarnos.

- ¿A qué cosas ha dejado usted de prestarle atención?

- Vivo y canto guiado por mi conciencia, alejado de la política.

- ¿De veras cree en la música como un camino para derribar muros y recelos entre los pueblos?

- Claro que lo creo. Una vez hice unas declaraciones sobre Gaza que se malinterpretaron. Algunos fascistas me insultaron por internet, creyendo que yo estaba en contra de los judíos, ¡pero si yo he cantado Imagine con Noa, he cantado canciones de Jean – Jaccques Goldam y he trabajado con Don Was, que son todos judíos! Los límites están en nuestras cabezas y la música, además de para alegrarnos, sirve para luchar y desear un mundo mejor.

- Para usted, ¿qué es la libertad?

- ¡Mi música!

- ¿Espera con ilusión su concierto en La Mar de Músicas?

- Lo espero con muchas ganas. Sé que inauguro el festival, como ya hice en el año 1998, y para mí es un orgullo hacerlo en un año dedicado a mis hermanos marroquíes.

- En estos momentos de su vida, ¿qué cosas le emocionan?

- Pues, en estos momentos, me emociona mi familia: mi mujer, mis hijas…

Cuando piensa en sus obligaciones como padre, Khaled recuerda algo que le dijo el suyo y que lleva anclado en sus recuerdos como una joya. Le dijo: hijo mío, por favor, quiero que tus amigos se llamen Patrick, González, Mohamed… «Me lanzaba nombres para que comprendiera que tenía que tener un amigo judío, otro francés, otro de lo que fuera…», recuerda el músico, para quien la amistad es una de las bendiciones que hacen la vida hermosa; o algo así.

Para todos

Khaled no es el único músico argelino que participará en esta edición de La Mar de Músicas. El próximo viernes, también en el escenario del Parque Torres, y compartiendo noche con el marroquí Najat Aâtabou, actuará Faudel. Y el sábado 18, en la noche dedicada a celebrar los 30 años de Radio 3. La noche de Radio 3, se presentará ante el público del festival Rachid Taha, compartiendo cartel con Taj Mahal. Pero para entonces, Khaled ya estará muy lejos de aquí, soñando con un mundo mejor y divirtiéndose todavía como un niño con un balón nuevo con sus conciertos, abiertos a todas las gentes, cerrados a cualquier tipo de fanatismo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)