Sarkozy proclama que el burka «no es bienvenido» en Francia

La oposición critica el tono «monárquico» del discurso del presidente francés

El Periodico, ELIANNE ROS PARÍS, 23-06-2009

Desde 1848, en tiempos de Luis Napoleón Bonaparte, el presidente de la República francesa no había pronunciado un discurso ante el Parlamento. Nicolas Sarkozy lo hizo ayer en Versalles, símbolo de la monarquía, con la solemnidad que requería tan histórica ocasión, para trazar su hoja de ruta cara a la salida de la crisis y marcar las directrices en cuestiones tan candentes como la prohibición del burka.
El uso de este signo «de servilismo» no debe considerarse un problema religioso sino «de dignidad y de libertad de la mujer», por lo que «no es bienvenido en territorio de la República», zanjó el jefe del Estado.
Sarkozy evitó, sin embargo, anunciar prohibición alguna, como reclaman un puñado de diputados y algunos miembros del Gobierno.

«HUMILLA Y EXCLUYE» / El presidente aplaudió la iniciativa –suscrita por una sesentena de cargos electos de la izquierda y de la derecha– de discutir en el Parlamento las medidas que deben adoptarse ante una prenda que «humilla a las mujeres y las excluye de la vida social».
A su juicio, no hay que confundir este debate con la protección del Estado laico. «No debemos equivocarnos de combate», advirtió tras reafirmar su idea de una «laicidad positiva», que no rechaza la religión. Dicho esto, animó a «no tener vergüenza» ni «miedo» de defender los valores de la República. Una invitación a no arredrarse pese a no estar en línea con la política del presidente de EEUU, Barack Obama, quien en su reciente discurso al mundo islámico se opuso a que los países occidentales se inmiscuyan en la vestimenta de las mujeres musulmanas.
Bajo la atenta mirada de su esposa, la cantante Carla Bruni, Sarkozy se mantuvo también firme en otro asunto controvertido: la ley para desconectar a los usuarios de internet que descargan contenidos culturales de forma ilegal. El Consejo Constitucional tumbó la ley por considerar que internet forma parte de la «libertad de expresión» y que solo la justicia, y no una autoridad administrativa, puede cortar el acceso a la red. Pese a ello, el presidente se mostró dispuesto a «ir hasta el final en la defensa de los derechos de autor. No hay libertad sin regla», concluyó.

«PRÉSTAMO NACIONAL» / El otro eje de su discurso fue su propuesta para preparar la salida de la crisis con un Estado fuertemente endeudado.Sarkozy rechazó de plano subir los impuestos y, para mantener la inversión, anunció la adopción de un gran «préstamo nacional». La modalidad –recurrir al mercado financiero o a una emisión de deuda pública–, la cantidad y los objetivos se decidirán, como mínimo, en los próximos tres meses.
Este es el tiempo que se ha dado Sarkozy para escuchar las sugerencias de cargos electos y agentes sociales. Entre su lista de sectores prioritarios, el presidente citó garantizar durante un año el sueldo y la formación a los parados, la ecología, la innovación y la educación.
Y para llevar su proyecto a buen puerto, mañana hará pública la composición de un nuevo Gobierno, del que saldrán seguro los ministros de Justicia, Rachida Dati, y de Agricultura, Michel Barnier, elegidos diputados europeos en los comicios del 7 de junio.
La oposición criticó tanto el contenido como la puesta en escena del discurso presidencial frente a diputados y senadores. Verdes y comunistas boicotearon el acto, cuya realización ha obligado a Sarkozy a cambiar la Constitución. Los socialistas, por su parte, rechazaron tomar la palabra para responder a un presidente ausente –el jefe del Estado no tenía previsto quedarse para escucharles– y denunciaron la «deriva monárquica» del mandatario en su discurso en Versalles.

REFORMA CONSTITUCIONAL / Sarkozy pudo protagonizarlo gracias a la reforma constitucional votada y aprobada el pasado julio, que levantó la prohibición de que los jefes de Estado se dirijan a los parlamentarios, tal y como establecía la Constitución de 1875.
El último en hacerlo fue el presidente de la II República, un sobrino de Napoleón, cuando prestó juramento tras su elección ante los miembros de la Asamblea Nacional. Años más tarde se convertiría en el emperador Napoleón III.

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