Se complica el regreso del estudiante de la UPV tras casi dos meses de su deportación

Diario de noticias de Gipuzkoa, jorge napal, 22-06-2009

Armand ha acudido a Asuntos Exteriores para que valide una cesión de poderes y un letrado le represente en el Estado

Donostia. Parecía cuestión de días, pero el trámite está bloqueado. El regreso a Euskadi del joven camerunés Jacques Armand Nong, deportado hace un mes y medio, va a ser más complicado de lo que se intuía. El embajador español en Camerún sigue sin recibir una sola llamada sobre este estudiante del campus donostiarra de la UPV, que fue expulsado a finales de abril por su situación administrativa irregular. Y mientras no suene el teléfono, el ordenador sigue sin incluir un sólo cambio.

“La situación es cabreante porque el chico ha perdido los exámenes de junio. La administración está mareando la perdiz y, de este modo, va camino de perder todo el curso después de un largo año de trabajo”, lamenta José María Sabé, el salesiano que acompaña en Yaoundé, la capital de Camerún, a Armand.

Es como si de un partido de pelota se tratara. El joven tiene la sensación de estar frente a la pared de un frontón que le devuelve una y otra vez un problema burocrático del que trata de desprenderse, pero regresa, y eso suscita una enorme incomprensión.

“Nos dicen que todo está solucionado, pero vemos que no es así”, comenta el joven al otro lado del teléfono desde Camerún, donde reside desde finales de abril, tras ser deportado, a miles de kilómetros de su madre y sus hermanos con los que vivía en Labastida (Álava).

El Gobierno Vasco inició a comienzos de este mes las gestiones para que Armand regresara a casa cuanto antes. Tras conocer su caso, el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales se puso en contacto con la Delegación del Gobierno en Euskadi y la Subdelegación del Gobierno en Álava con el fin de resolver el caso.

voluntad en entredicho Pese a los esfuerzos, la situación apenas ha variado en las últimas semanas. Fuentes del Gobierno Vasco indican que a partir de ahora es a la Subdelegación a quien le corresponde tomar la iniciativa para resolver la situación de “indefinición” que parece plantearse.

Las personas que acompañan a Armand en Camerún y su entorno más cercano creen que “si realmente existiera voluntad”, resultaría muy sencillo enviar un correo electrónico, coger el teléfono o mandar un fax. Pero transcurre el tiempo y entienden que si el Ministerio de Exteriores “no ha hecho nada”, es porque “existe un problema de fondo”.

Por el motivo que sea, en su entorno más cercano comienza a despertarse el temor de que, quizá, no existe una voluntad real de que Armand regrese, bien porque “no se quiere reconocer un error”, o porque su regreso pudiera dar pie a una lluvia de nuevos casos. “No sé cuál es la interpretación de fondo, pero lo que es evidente es que el tema está encallado. Nadie sabe nada. Madrid dice que no hay ningún problema. Álava dice que no hay ningún problema. El responsable de inmigración dice que es un trámite fácil, pero el visado sigue sin llegar”, resume José María Sabé.

Aunque el chaval no arroja la toalla, presentarse a los exámenes de segundo curso de Ingeniería Técnico Industrial en Mecánica en la UPV durante este mes de junio ya parece imposible. En septiembre podría recuperar el tiempo perdido, pero existe la sensación de que las autoridades están jugando a ganar tiempo para irse de vacaciones y cerrar el caso.

Armand no puede evitar sentirse mal. Le dijeron que la solución llegaría pronto, pero es inevitable que cunda el desánimo cuando acude una y otra vez a la Embajada de España en Camerún a por el visado y obtiene una negativa por respuesta.

El chaval no duerme bien. No descansa. Se recupera estos días de las secuelas del paludismo y la gripe que acaba de padecer, dolencias que no son graves pero parecen ser la consecuencia de una tensión interna que le acompaña durante el último mes, desde aquel 28 de abril que se disponía a ir a clase, como siempre, y en cuestión de horas apareció semiconsciente a 4.500 kilómetros del campus donostiarra.

un abogado La situación aconseja hacer uso de una adecuada estrategia judicial y la familia de Armand ha solicitado a los salesianos que acompañan al joven en su deportación que den poderes a un abogado para que intervenga en el contencioso.

El problema, una vez más, viene a ser el mismo. La Embajada de España en Camerún dice que no puede hacerlo, amparándose en que el joven “no es un súbdito ni tiene un visado”. Es decir, que la Embajada no está autorizada a dar poderes a nadie “que no sea español o tenga permiso para residir en España”.

Armand acudió el miércoles al Ministerio de Asuntos Exteriores camerunés para que validara la cesión de poderes, con el fin de que un letrado pueda representarle en el Estado, un trámite que esperan que tenga hoy una respuesta.

A pesar de las continuas visitas a la Embajada, el problema siempre es el mismo, que el joven sigue figurando en una lista de personas expulsadas bajo la acusación de haber entrado sin papeles en el país. La administración no puede dar un visado a alguien que sigue figurando en esa lista. Nadie quiere mostrarse pesimista, pero esta situación es un constante jarro de agua fría.

Armand, que llegó con catorce años a Euskadi junto a sus hermanos, se encontraba en una situación administrativa irregular porque no había renovado su permiso de residencia y su tarjeta de estudiante. Para renovar el permiso una vez cumplida la mayoría de edad es preciso presentar los papeles que detallen los antecedentes penales. “Ahí está el problema. Camerún no es España, y en este país cuando pides cualquier informe, te lo dan cuando te lo dan”, lamentan desde el país africano.

Debido a esa demora, para cuando el joven camerunés pudo presentar en Euskadi los papeles que le requerían, había vencido ya el plazo para mostrarlos, lo que lo habría abocado a la situación administrativa irregular que venía arrastrando. “Eso le ocurrió durante tres años porque reiteradamente, para cuando entregaba los papeles, estaba ya fuera de lugar. Y es evidente que debido a la situación económica que vive la familia tampoco se podía permitir el abono de un billete para regresar a Camerún”, agrega el religioso Sabé.

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