Modu podrá visitar a sus familiares

Diario de noticias de Gipuzkoa, 21-06-2009

M ODU es un joven senegalés que llegó hace cuatro años al País Vasco en busca de un futuro mejor. Pernocta en Sestao, pero todos los días viene a Urretxu y Zumarraga a ganarse el pan. Vende sus productos en las calles y en los bares de los dos municipios y, gracias a su vitalidad y simpatía, se ha integrado perfectamente. Siempre tiene la sonrisa en la boca, pero en su corazón anida un punto de tristeza: lleva cuatro años sin ver a sus familiares. Afortunadamente, gracias a la iniciativa de dos vecinas, pronto podrá visitarles.

El bar Geltoki de Urretxu es uno de los puntos donde Modu vende sus productos. La propietaria y su hermana, Inés y Mari Carmen Martín, congeniaron enseguida con el senegalés. En una de sus charlas el joven les contó que lleva mucho tiempo sin ver a sus padres y hermanos y a Mari Carmen se le ocurrió iniciar una colecta para comprar el billete de avión. La hucha ya ha cogido peso y los tres protagonistas de la historia están encantados.

Inés Martín sólo tiene halagos para el joven senegalés. “Es muy majo y abierto. A otros se les nota más tristes y cansados. La vida de Modu es también dura, pero siempre está sonriente. Gracias a su carácter, está consiguiendo salir adelante: es muy conocido en el gaztetxe y en el bar Alaska, le han regalado el carro que utiliza para trabajar, mi hermano y su cuadrilla le invitan a comer con ellos en la sociedad, otro vecino intentó conseguirle un puesto de trabajo en el taller de un amigo…”, indica.

También es muy estimado entre los clientes del bar Geltoki. “Están encantados con él. La mayoría echa un poco de dinero a la hucha cada vez que viene. ¡A ver si podemos hacer que cumpla su sueño!”. A Inés Martín le entristece que no todos los inmigrantes pueden visitar a sus familias: “Modu tiene papeles, pero otros no. Algunos me han contado que vinieron en patera y que tuvieron que arrojar los cadáveres de sus compañeros al mar”.

La urretxuarra se interesa por la vida de los inmigrantes. “Hay que tener en cuenta que nosotros estamos arraigados. En los momentos malos, tenemos a alguien que nos echa un cable: la familia, los amigos, el sistema… Los inmigrantes, en cambio, llevan una vida muy dura”.

Inés no considera que está haciendo nada especial. “Si tuviera otro trabajo no tendría tanto trato con ellos. Siempre les invito a un café con leche o un refresco. Modu siempre quiere pagar, pero entiendo que para mí no supone ningún esfuerzo y para ellos, en cambio, es mucho: sentir el calor de la gente, recuperar fuerzas… Ha habido quien me ha pedido un vaso de leche, por lo que he intuido que no había comido nada. Si el del bar de al lado le da un pincho, le hacemos la vida más fácil. Si estuviera en un país donde no conozco a nadie, me gustaría que hiciesen lo mismo por mí”. continúa.

Modu se muestra encantado de tener amigos como Inés y Mari Carmen. “Me hace ilusión que hayan puesto una hucha para pagar mi viaje a Senegal y que los clientes estén colaborando. Tengo muchas ganas de ver a mis padres y a mis hermanos. Les llamo todas las semanas. Saben que estoy bien y ellos también están contentos porque me están ayudando y pronto iré a visitarles”, señala el protagonista principal de esta bonita historia.

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