La población vasca acrecienta su desconfianza hacia los inmigrantes

La crisis puede haber desencadenado este debilitamiento de la tolerancia "Se perciben más las amenazas", constata el último informe de Ikuspegi

Diario de noticias de Gipuzkoa, J. Fernández, 17-06-2009

Bilbao. La fatal espiral desatada por la crisis financiera y económica también está repercutiendo de forma negativa en la tolerancia que, por ejemplo, la población de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) muestra hacia los ciudadanos inmigrantes. Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración, constata en su último estudio sociológico que un 6,4% de los vascos considera este fenómeno social como un problema personal, un punto y medio más que en 2008.

Este ligero repunte de los recelos tiene su base en consideraciones tales como que la llegada de personas que vienen a vivir y trabajar perjudica más a los pobres; que los sueldos bajan como consecuencia de la llegada de ciudadanos de otros lugares; que las personas extranjeras se benefician excesivamente del sistema de protección social; que su llegada afecta negativamente a la seguridad ciudadana o que los inmigrantes pagan menos de lo que luego reciben.

“Hemos notado a la población un poco más tibia con la inmigración, restrictiva, desconfiada… De tal manera que un 68% cree que las personas extranjeras se benefician excesivamente de las ayudas sociales, cinco puntos más que en 2008. Esta percepción se va hinchando con los años. La sensación de inseguridad ciudadana también ha aumentado 6,5 puntos hasta el 51%”, expresaba Xabier Aierdi, director de Ikuspegi.

Basándose en estas apreciaciones, el responsable de Investigación del Observatorio Vasco de Inmigración, José Antonio Oleaga, concluyó que la sociedad vasca obtendría un aprobado “raspadito” en materia de tolerancia, principalmente por el mantenimiento de diversos estereotipos negativos. “La población vasca se siente más amenazada, algo más susceptible, más restrictiva y menos receptiva”, agregó.

Y todo, a pesar de reconocer que la llegada de extranjeros a tierras vascas también supone una serie de beneficios claros: un 48,1% afirma que la economía funciona mejor y un 55,9% aplaude que desempeñen trabajos que no se cubren con la gente autóctona. Estas cifras son algo más pesimistas y menos permisivas que las de años anteriores. De hecho, baja en cinco puntos la percepción de que es bueno para la sociedad vasca que haya una diversidad cultural. “No se aprecian los beneficios de esa diversidad. Se perciben menos los beneficios y más las amenazas”, describió Oleaga.

‘Hinchazón’ social Los prejuicios, “lejos de irse atenuando, se mantienen e, incluso, se hinchan ligeramente”, añadió el director de Investigación de Ikuspegi. En cualquier caso, y en términos globales, los vascos no creen que la llegada de personas de otras nacionalidades suponga un grave problema.

De hecho, y según explicó el director de Inmigración del Gobierno Vasco, Miguel Lozano, la sociedad sigue siendo favorable a la diversidad cultural y aprecia como algo positivo la aportación de diferentes culturas. “Esto es un buen dato. En tiempos de crisis económica se puede caer en la tentación de buscar chivos expiatorios en determinados grupos sociales, pero no parece que la sociedad vasca apunte hacia ello”, aseguró.

Como muestra, basta reflejar otros de los datos recogidos en este tercer barómetro elaborado por Ikuspegi: un 67,7% de los vascos no siente amenazada su identidad, ni piensa que la llegada de inmigrantes frenará las aspiraciones del nacionalismo (60,4%), ni el euskera (66,6%). Eso sí, el 85,4% plantea una integración basada en un modelo de asimilación de las costumbres y tradiciones autóctonas, seis puntos más que en 2008. “La articulación de la convivencia descansa más que en una interculturalidad en una política de asimilación”, apostilló Aierdi. En este sentido, el director de Inmigración del Ejecutivo vasco subrayó: “Nosotros apostamos por una integración bidireccional que exige a las personas un esfuerzo de adaptación, pero que también la sociedad de acogida tiene una tarea que hacer. Fruto de esa interacción, la cultura se va enriqueciendo”.

Respecto al acceso de los inmigrantes a los derechos universales, el 66,7% es partidario de que todos tengan asistencia sanitaria y el 59,7% de que sus hijos accedan a la educación, pero la mayoría considera que otros derechos deben quedar restringidos únicamente para los inmigrantes regulados, como son las ayudas sociales o el voto.

Bilbao. La responsabilidad de su cargo le obliga a reconocer la preocupación del “estrechamiento de la comprensión social sobre los derechos de las personas inmigrantes”. Por ese motivo, Miguel Lozano, director de Inmigración del Gobierno Vasco, insiste en su compromiso por trabajar en favor de la igualdad de derechos, pero también de las obligaciones de todos.

¿Le preocupa el repunte de la desconfianza ante la población inmigrante?

Sí. Nos parece preocupante el asentamiento de un estereotipo que no se corresponde con la realidad, tanto por el número de personas que conviven con nosotros, como especialmente por la asociación entre inmigración y otros fenómenos sociales como el aumento de la criminalidad o el abuso de las ayudas sociales. Eso es un prejuicio que no está basado en ningún dato y carente de rigor, y se está generando un imaginario social que puede dificultar la convivencia.

¿Y cómo tratarán de reconducir la situación?

Seguiremos apostando por la integración, más que por la asimilación. Es decir, por el trabajo y el compromiso de la persona inmigrante pero también de la sociedad que acoge. Es necesario aprender a ver a los inmigrantes como nuestros iguales, que construyen barrio y vecindario, ciudad y escuela, economía y sociedad. Debemos combatir ese imaginario social que no se corresponde con la realidad.

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