¿Miramos hacia otro lado? ¿A quién le pedimos un autógrafo? ¿Quién necesita más de nuestro corazón?

El brazo sin ausencia

La Razón, 15-06-2009

Vamos a jugar con cosas serias. Tal como hacen anualmente en su campaña de promoción las compañías cerveceras, preguntando al personal con quién se tomaría una caña, vamos a poner dos únicas opciones para la elección: la primera, el futbolista portugués Cristiano Ronaldo, por el que el Real Madrid (si don Santiago Bernabéu levantara la cabeza¿) acaba de pagar 96 millones de euros, el fichaje más alto de la historia del balompié, que el astro ha celebrado en una discoteca de Los Ángeles, al lado de la señorita París Hilton… La otra opción para tomarse la caña es un inmigrante boliviano llamado Franns Rilles, a quien una máquina de la panadería valenciana en que trabajaba, en condiciones de esclavitud, le segó un brazo (la extremidad amputada fue arrojada a la basura), y que confiesa desde el hospital que el jefe siempre le decía: «Vos sos el mejor panadero que he tenido». Quizá para Florentino Pérez, a juzgar por el precio que ha pagado, también Cristiano Ronaldo sea el mejor panadero de su negocio, pero hay panes de distinta calidad o condición: los hay de palcos y ladrillos, de pasión en el esplendor de la hierba, y los hay hechos con sangre, que comienza en los precios miserables que perciben los agricultores por el trigo y terminan en una máquina de amasar cuyas cuchillas, sin protección ni seguridad alguna, para darles más rapidez a las labores, se llevan por delante el brazo izquierdo de un pobre «sin papeles». Es muy probable que las piernas del futbolista estén aseguradas en millones de euros, pero el brazo de Franns Rilles no era el de la Venus de Milo, ni el de Santa Teresa, ni el de Valle – Inclán, sino que era un brazo sin patria y sin ausencia. Dirían los sociólogos y los demógrafos que, en estos casos, era un brazo no contabilizado, porque Franns Rilles, a pesar de tener la edad a la que crucificaron a Cristo, no existía para los inspectores de trabajo. Volvamos al principio: ¿con quién nos tomamos una caña, ahora que hace calor y las terrazas son una fiesta? ¿Es más amarga la cerveza con Franns que con Cristiano? ¿Más auténtica con el panadero mutilado que con el galáctico del fútbol? ¿Miramos hacia otro lado? ¿A quién le pedimos un autógrafo? ¿Quién necesita más de nuestro corazón? O, con estúpida neutralidad, ¿tomamos la cerveza solos?

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