Empresarios sin escrúpulos

El Mundo, GEMA PEÑALOSA, 12-06-2009

A los jefes del boliviano que perdió un brazo les llaman ‘Los veneno’ Valencia


Los veneno seguían un patrón de trabajo estricto e inalterable impregnado de un destello de caciquismo difícil de comprender en los tiempos que corren. Echaban muchas horas a la panificadora industrial que regentan en Real de Gandía (Valencia) a costa de exprimir al máximo a sus trabajadores. No pagaban buenos sueldos (700 euros por 12 horas diarias) y aprovechaban el interés de los inmigrantes indocumentados para intentar que trabajaran gratis. No querían ni oír hablar de hacerles contratos amparándose en la época de crisis.


Así se las gastaban Juan, Javier y Raúl Rovira, más conocidos como Los veneno, los empresarios que tiraron a la basura el brazo de Franns Rilles, boliviano sin papeles, después de que una de las máquinas del negocio se lo arrancara de cuajo. El miedo a ser denunciados por no haberle hecho un contrato y un nivel de escrúpulos más que cuestionable les empujó a abandonar al joven a su suerte a 200 metros del hospital de Gandía.


La experiencia de Mario, cuñado del herido, lo dice todo. «Fui a pedir un empleo y me propusieron que estuviera a prueba durante cinco noches. Después, me dijeron que la prueba duraba 20 noches más. Lo dejé porque no era cuestión de trabajar gratis», relató.


El pueblo está dividido mientras la víctima sigue ingresada en la Clínica El Consuelo de Valencia intentando recuperarse. El sindicato CCOO presentó ayer una denuncia ante la Fiscalía, que se une a la presentada ante la Inspección Provincial de Trabajo.


La denuncia se interpuso por posible infracción de la normativa de prevención de riesgos laborales por parte de la panificadora. La Guardia Civil continúa con las diligencias abiertas el pasado 28 de mayo y mantiene precintado el negocio por las condiciones deficientes del centro, sobre todo en lo referente a la instalación eléctrica.


El clan de Los veneno despierta halagos y críticas por igual. «Son unas ratas de cuidado, de lo peor que he visto. Cuando abrieron la panificadora se engancharon a mi generador y estuve pagando un porrón de luz hasta que me di cuenta. Dejaban siempre todo lleno de basura», denuncia un trabajador de una empresa colindante. «Son las mejores personas que hay en el pueblo. Trabajadores de toda la vida», responde otra vecina, quien atribuye que se deshicieran del brazo a «los nervios del momento».


El presidente de los panaderos valencianos, José Báguena, aseguró que el siniestro «no podría haber ocurrido nunca en una empresa de panadería tradicional».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)