El mexicano acusado de intentar matar a dos policías creyó que le secuestraban

ABC, ABC. SEVILLA, 10-06-2009

A. O. M. , el estudiante mexicano de 28 años de edad acusado de intentar matar a dos agentes de la Policía Nacional que iban a identificarlo en la calle Santa María de Ordaz de la capital hispalense, negó ayer que el día de los hechos intentara acabar con la vida de los dos agentes referidos y aseguró que sintió «miedo» porque creía que se trataba de un secuestro y no de una intervención policial.
Durante la celebración de la vista oral en la Sección Séptima, el procesado narró cómo el 8 de marzo de 2008 salió de marcha por varios bares en los que consumió una media de entre cuatro y cinco cervezas en cada uno. Según relató, en el camino de vuelta un coche se paró junto a él y del mismo bajó una mujer «con una pistola en la mano» instándole a ir a la parte de atrás del vehículo, donde le esperaba un hombre. En ese momento, ambos agentes se identificaron y sacaron sus respectivas placas, pero «como no las veía bien» les solicitó que volvieran a mostrarlas.
El procesado aseveró que en ese momento «sintió mucho miedo y comenzó a sospechar», ya que creía que se trataba de un secuestro, «una situación muy común en México», al tiempo que puso de manifiesto que los agentes «nunca le pidieron» su identificación, motivo entre otros por el que «nunca los reconoció como agentes de la Policía».
Señaló que él únicamente quería escapar de allí, por lo que propinó un golpe a la agente y la dejó caer al suelo, momento en el que «trató de huir corriendo, pero el otro agente» le agarró y le golpeó en la boca, mientras que la agente, «que portaba el arma en las manos», le propinaba golpes en la cabeza con un objeto metálico. Eso sí, negó que le quitara el arma a la mujer y que la apuntara con la misma, ya que eso son «escenas que se han inventado» los policías. Tras este «forcejeo», y según narró el acusado, logró salir de allí y en el camino a su domicilio abordó un coche ocupado con varias personas y les pidió ayuda, momento en el que los dos agentes llegaron al lugar y lo esposaron. Posteriormente, y debido a las heridas que presentaba, el procesado fue trasladado al Hospital Virgen Macarena en un coche patrulla en el que «le dijeron de todo».
Después prestó declaración la agente involucrada en los hechos, la cual negó que en el momento de la identificación saliera del vehículo con la pistola en las manos, y relató que en un momento dado «recibió un golpe horroroso en la cara por el que cae inconsciente al suelo». Una vez recuperada, abrió los ojos pero el encartado «se puso a golpearle la cabeza».
Tras insistir en que «nunca sacó» su arma reglamentaria, la agente indicó que el procesado le arrebató la pistola, le apuntó y llegó a disparar «al menos en dos ocasiones», aunque no llegó a disparar el proyectil ya que el arma tenía el seguro puesto. Además de señalar que posteriormente «intentó asfixiarla», describió que el estudiante mexicano «presentaba un aire chulesco, fue muy agresivo y empleó una violencia desmedida».
Por su parte, el otro agente coincidió con su compañera en decir que el acusado «no olía a alcohol», y aseguró que también a él le apuntó con la pistola llegando a accionar el gatillo, al tiempo que señaló que salir con vida de esa intervención policial «fue un milagro». El juicio quedará visto para sentencia mañana martes, cuando concluirán las pruebas testificales y se presentarán los informes finales por cada una de las partes y por la Fiscalía, que en un principio considera que los hechos relatados constituyen un delito de atentado, por el que pide cuatro años de cárcel; dos delitos de homicidio en grado de tentativa, por los que solicita un total de ocho años; y un delito de tenencia ilícita de armas, por el que reclama otro años de prisión. En total, pide 13 años de cárcel para A. O. M..

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