Tras la huella de nazis 

Prensa Libre, 17-05-2009

Pese a la captura y reciente extradición del ex guardia nazi de origen ucraniano John Demjanjuk, desde Estados Unidos a Alemania, otros criminales culpables de las atrocidades del Tercer Reich continúan prófugos y sin poder ser llevados a juicio, a más de seis décadas del fin de la Segunda Guerra Mundial.

La justicia alemana tratará de demostrar lo que no logró la israelí 20 años atrás: que Demjanjuk no fue una víctima del nazismo, sino un trawniki —o guarda voluntario— que de preso pasó a convertirse en brazo ejecutor del plan de exterminio nazi, y responsable de la muerte de unos 30 mil judíos.

Es la última etapa de la larga persecución a la que Demjanjuk fue sometido durante 70 años y en tres continentes por sus crímenes.

En 1986, EE. UU. lo extraditó a Israel, donde en primera instancia fue condenado a muerte al considerarse que era otro guardia nazi, conocido como Iván el terrible, del campo de concentración de Treblinka.

El Tribunal Supremo israelí, sin embargo, anuló la condena tres años después al concluir que probablemente había dudas sobre su identidad. Demjanjuk regresó a Estados Unidos, donde se le había retirado la ciudadanía, y vivió como apátrida.

La llegada a Múnich de Demjanjuk, de 89 años, en la lista de los últimos 10 ex nazis más buscados del Centro Simon Wiesenthal (CSW), con sede en Los Ángeles, EE. UU., significa la derrota en la batalla de su familia por evitarle un nuevo proceso.

El caso de Demjanjuk es un ejemplo de lo difícil que se ha convertido llevar ante la justicia a supuestos criminales de guerra nazi.

Los familiares de las víctimas asumen que el doctor Efraim Zuroff, director en Israel del CSW y volcado en evitar el olvido del Holocausto, no descansará hasta localizarles y llevarles a juicio o al menos que sean “descubiertos” en sus países.

“Es una pena que muchos criminales nazis hayan muerto sin ser juzgados. Cuando algunos me dicen que ya están muy viejos, que les deje en paz y que se pudran solos, yo les respondo: Si yo encontrara al asesino de tu abuela, ¿te importaría si tiene 80 ó 90 años? Las víctimas tienen derecho a que se haga justicia”, se defiende Zuroff.

No obstante, su labor ha pasado por serios obstáculos al causar alguna tensión diplomática. “Cuando la ministra de Exteriores húngara visitó Israel hace dos años, se encontró con un artículo mío que denunciaba que en su país vive con total libertad Sandor Kepiro, el responsable de la muerte de centenares de judíos”, manifestó el heredero del título de “cazanazis”, luego de la muerte del mítico buscador de criminales de guerra Simon Weisenthal, en el 2005.

“Mi artículo iba dirigido a nuestra ministra Tzipi Livni para que actuara contra Kepiro que, a sus 94 años, sigue sano, dando entrevistas en las que reconoce los crímenes y nadie lo lleva a los tribunales”, expresó Zuroff.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel me regañó diciendo que destrocé las relaciones con Hungría”, se lamentó.

Hay una presa que irrita a Zuroff. Se trata del austriaco Aribert Heim, el Doctor Muerte o Carnicero de Mauthausen, de 93 años, uno de los más brutales criminales nazis. “Sus prácticas en el campo de concentración de Mauthausen eran terribles. Inyectaba gasolina en el corazón de sus víctimas o les arrancaba sin pestañear órganos del cuerpo. Una bestia”, manifestó Zuroff, que aún descarta la defunción de Heim, en Egipto.

Cientos de criminales nazis huyeron a países latinoamericanos al concluir la guerra, y los investigadores sostienen que incluso recibieron ayuda de los gobiernos para radicarse.

En el 2007, el CSW lanzó en cuatro países sudamericanos, Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, la Operación Última Oportunidad, que ofrece recompensas económicas a cambio de información que lleve a la búsqueda y acusación de criminales nazis. Este proyecto comenzó en julio del 2002 en Lituania, Letonia y Estonia, y se extendió después a otros países europeos.

Según el CSW, entre 150 y 300 presuntos criminales de guerra nazi entraron en Argentina después de la derrota de Alemania en 1945. Otro de los países favoritos para los ex miembros de la SS (fuerza especial) fugados era España, donde aun se refugian varios de ellos.

Pero el CSW no está solo. Repartidos en Estados Unidos, hay unos 20 hombres que aún siguen siendo un foco de interés para la Oficina de Investigaciones Especiales del Departamento de Justicia (OSI, en inglés).

Durante tres décadas, esta oficina se ha dedicado a exponer y expulsar a los estadounidenses naturalizados que durante su juventud vendieron su alma al régimen de Adolfo Hitler.

De acuerdo con la Constitución estadounidense, la única alternativa contra los presuntos criminales de guerra nazis es acusarlos de violar las leyes de inmigración.

Eli Rosenbaum, director de la OSI, tiene una lista de miles de sospechosos. Pero establecer si están vivos y en EE. UU. no es una labor fácil. Una revisión completa podría tomar unos cien años al ritmo actual, asegura, pero en cuestión de una década “el reloj biológico de la Segunda Guerra Mundial llegará a su fin”.

En el último informe anual del CSW, de abril del 2008, se afirmó que hay 608 investigaciones en curso en todo el mundo y que ha habido 76 condenas desde el 2001.

Además, el CSW le da a EE. UU. una calificación máxima, por sus esfuerzos de llevar nazis ante la justicia.

De los que se sabe dónde están, la mayoría está sumergida en largas batallas legales para evitar que los lleven a juicio o que los extraditen, y el tiempo les favorece.

Además, 64 años después, este proceso está perdiendo su intensidad. Aquellos en la lista de “buscados” viven sus últimos días en un geriátrico.

Sin embargo, lo que impulsa a los “cazanazis” a continuar con la búsqueda de los criminales nazi y juzgarlos antes de que fallezcan es la célebre frase de Wiesenthal: “No existe pecado más grande que el olvido”.

información de agencias

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