Sattar Azad es el presidente de la Asociación Cultural Centro de Bangladesh en Cataluña. Llegó a España en 1985, ha formado una familia y se ha integrado perfectamente en Santa Coloma, desde donde ahora ayuda a los compatriotas que después de cuatro años de lucha tratan de permanecer en el país de forma regular.

¿Tiene esperanzas de que sus compatriotas que residen en Melilla puedan regularizar su situación?

Si, tengo esperanzas porque están dispuestos a seguir hasta que consigan sus papeles y tienen el apoyo de todos los bengalíes residentes en España y otras organizaciones de inmigrantes.

¿A qué cree que se debe el hecho de que los bengalíes se hayan adaptado tan bien en Melilla y cuenten con el cariño de los ciudadanos?

Es nuestra forma natural de ser. Somos un pueblo honrado y trabajador, una nación joven con mucho futuro por delante.

¿Tiene prevista su asociación hacer algo más por ayudar a la comunidad bengalí de Melilla?

Si, estamos planificando nuevas actividades con otras comunidades de inmigrantes. Hoy mismo tenemos convocada una manifestación en la que reclamaremos una solución para nuestros compatriotas de Melilla y además nos definiremos contra la reforma de la Ley de Extranjería que quiere introducir el actual Gobierno de la Nación.

¿De qué forma cree que les afectaría regresar a Bangladesh sin papeles y tras haber perdido casi cuatro años de sus vidas?

Creo que ellos preferirían la muerte a volver a su país en estas condiciones. No solo sería la perdida de su honra y dignidad como personas sino la imposibilidad de afrontar las deudas contraídas y de encontrar un futuro. Han inmigrado por desesperación, porque en su país no podían optar a una vida digna. Volver ahora sería como volver a empezar pero sin esperanza ni futuro.

¿Cree que los políticos españoles han utilizado este asunto para buscar el enfrentamiento en lugar de para ayudar a los bengalíes?

No. Que se produzcan discrepancias y enfrentamientos es algo cotidiano que no hay que dramatizar. Los partidos son diferentes porque tienen posiciones diferentes, pero esto no es solo política; es humanidad y frente a las cuestiones de humanidad no puede haber estas discrepancias. Nosotros estamos hablando con todos, con IU, con el PP, nos hemos dirigido al gobierno. Hay una Ley pero hay que tener en cuenta los derechos de las personas y el gobierno y todos los partidos deben ponerse de acuerdo, deben retirar las ordenes de expulsión (algo que contempla la Ley) y así permitir la regularización de estas personas.

¿Qué país se encontrarán sus compatriotas si son expulsados de España?, ¿cuál es la situación actual de Bangladesh?

Es un país pobre, regularmente asolado por catástrofes naturales. Allí tenemos el monzón, ciclones y una naturaleza violenta. La situación política tampoco es estable porque es una nación recién nacida y con problemas de hambre y paro y más en una crisis económica que también está afectando a lo que se conoce como naciones emergentes

¿Cuándo llegó usted a España?

Llegue a España en el 1985.

¿Le han tratado bien en este país?

Si, muy bien, tengo una familia, una hija española de 15 años, estoy perfectamente integrado en Santa Coloma, su ayuntamiento trata bien a nuestra Asociación. La gente me saluda por la calle, conozco a mis vecinos, a mis concejales. Es mi pueblo. En santa Coloma viven actualmente personas de 114 nacionalidades distintas sin conflictos

¿Cómo se encuentran los últimos inmigrantes bengalíes que consiguieron regularizar su situación? ¿Tienen problemas para encontrar empleo o relacionarse con el resto de la población?

Tenemos el caso de los 37 bengalíes que vivían en el CETI de Ceuta y después de un proceso parecido al actual regularizaron su situación. La mayoría tiene trabajo y se encuentra bien. Algunos fueron a Madrid y montaron la asociación “Valiente Bangla” que colabora con nosotros en esta lucha.

¿Qué consejo le daría a quienes estén pensando abandonar Bangladesh para iniciar una aventura europea?

Que se lo pensasen dos veces porque ahora la crisis económica está muy dura y no hay trabajo para nadie. Y además las leyes españolas no son justas, discriminan a los inmigrantes, les obligan a vivir sin papeles y sin derechos. Si quieren venir, mejor dicho, si creen necesario buscarse una vida digna fuera de su país porque están convencidos que allí no tiene futuro, tienen que saber que aquí vendrán para luchar, para luchar por la vida y también para defender sus derechos.