"Nadie emigra por capricho"

Las Provincias, PEDRO SORIANO, 17-05-2009

Nació en Madrid, en el populoso barrio de Carabanchel, en el año 1963. Comenzó a estudiar Geológicas pero se lo pensó mejor y se decidió por la Sociología, en la facultad de Ciencias Políticas de la Complutense.
Corrían los años de los primeros ayuntamientos democráticos y compatibilizó estudios con trabajo. En el ayuntamiento de Majadahonda realizó tareas de coordinador de su concejalía de Cultura, “eran los tiempos de la ilusión y del trabajo por cambiar las instituciones”. Allí conoció a políticos como Borrell, Solana, Pilar Miró o Rodríguez Colorado, fueron años intensos, muy importantes en la vida pública.
En el año 90 da un paso más y pasa a trabajar en el Centro de Investigación para la Paz, una institución muy singular sobre resolución de conflictos, derechos humanos y mantiene colaboraciones con entidades como Amnistía Internacional y el Centro de Investigación para la Paz del País Vasco BAKEAZ. Se especializa en cuestiones de desarrollo y lleva a cabo investigaciones sobre ayudas al desarrollo del Congreso de Diputados.
Trabaja también en las reivindicaciones del 0’7 por ciento para los países pobres, recorre media España y, en Alicante, donde viene a dar una conferencia conoce a personas relacionadas con estos ámbitos y así, desde el año 94, mantiene relaciones constantes con la ciudad. Es por eso que, dos años después, tras unos problemas internos en su trabajo se decide a venir hasta aquí con el pensamiento puesto en quedarse.
Y le ofrecen la dirección de Alicante Acoge, que acepta, “era un trabajo poco remunerado y con unas condiciones muy duras”, pero refunda la organización y comienza a darle un nuevo impulso. Comenzaba la llegada masiva de inmigrantes, se producen los problemas en Parque Ansaldo, “recibía amenazas de muerte procedentes de grupos racistas”. Y seguía compatibilizando este trabajo con sus estudios y sus investigaciones. Entra en la Universidad de Alicante, como profesor asociado en el departamento de Economía Aplicada y se especializa en desarrollo económico y migraciones internacionales.
En aquéllos tiempos nadie estaba especializado en estos asuntos por lo que le solicitaban informes y trabajos sobre estos temas. “Alicante cuenta con un veinticuatro por ciento de población extranjera, es la provincia de mayor número de España por eso se convierte en una especie de laboratorio de las emigraciones, aquí se anticipan los problemas que luego se ven en el resto del país”.
Aún así nadie pudo anticipar el “boom de la emigración”, se realizaron campañas en contra de los argelinos, me dice, cuando existían unos vínculos tradicionales con este país y no es el colectivo más numeroso en la ciudad. En otros casos las propias instituciones dejaron de lado sus responsabilidades y me cita el caso del edificio de Correos, que se cerró con el consiguiente deterioro de la zona.
“Ahora es el Consell el que busca incentivar las relaciones con este país para introducir sectores como el mármol o el textil”.
Hace ocho años la Universidad puso en marcha el Observatorio de la Inmigración en la sede ciudad de Alicante y su director, Manuel Alcaraz, le ofreció la dirección. Desde entonces viene realizando este trabajo de forma altruista organizando actividades de formación, reflexión e información; montando cursos especializados por donde han llegado a pasar más de cien ponentes especialistas en todos los campos de la inmigración y, a la vez, se mantiene un contacto directo con asociaciones de emigrantes para conocer sus problemas y prestar ayuda.
Y todo esto lo hace por unas convicciones firmes en que los inmigrantes que, no solo realizan trabajos que nuestra sociedad necesita sino que, además, producen un efecto beneficioso en la población.
“Ahora se están marchando de regreso por la crisis pero, algún día, los volveremos a necesitar”, me dice y esto ocurre cuando, en Alicante, la xenofobia está en recesión porque, los alicantinos, siempre han aceptado a los imigrantes, porque estamos en tierras de acogida.
“Nadie emigra por capricho”, dice con convicción,Carlos Gómez Gil, y yo me creo esa frase viniendo de él, porque se nota la sinceridad en sus palabras.
Como dice un amigo mío, es una persona a la que se le puede comprar su coche, tiene la imagen del buen vecino del barrio, y siempre dispuesto a echar una mano a los demás.

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