San Martín urge ya más policías ante el incremento de la inseguridad en el barrio

Los vecinos piden una reunión con el concejal de Seguridad Ciudadanapara pedirle patrullas de agentes en los parques y las zonas de ocio

El Correo, BEATRIZ CORRAL, 08-05-2009

En septiembre pasado, una pareja que charlaba en el parque de San Martín fue asaltada por unos encapuchados armados con bates y una pistola de perdigones. La rápida actuación policial permitió su detención. Hace apenas un mes, vecinos del barrio sufrieron numerosos robos y daños en los vehículos que tenían aparcados en la calle. En esas mismas fechas, un chaval residente en el barrio era atracado por varios jóvenes, una situación de la que ha sido víctima hasta en tres ocasiones más en sólo cinco semanas.

La sucesión de hechos delictivos ha sembrado de inquietud a los vecinos de San Martín. Pese a no ser una zona especialmente conflictiva según los informes policiales, la sensación de inseguridad se ha instalado en el entorno que va desde las Conchas hasta Aranzábal. Una especial preocupación que tienen los padres con hijos pequeños o adolescentes, ya que temen que éstos se vean envueltos en peleas, les roben o incluso les propinen una paliza.

¿Y quiénes son los autores de los asaltos? Aunque no existen datos oficiales, es ‘vox populi’ que son jóvenes «sudamericanos». «La mayoría de las veces los incidentes se han producido con chicos latinos», subrayan las personas consultadas. Para atajar el problema y evitar que vaya a más, los residentes reclaman una mayor presencia policial. Por ello se han dirigido a la asociación de vecinos. Su presidente, Bernardino Mendizábal, reconoció a EL CORREO ese «incremento de la inseguridad ciudadana, coincidiendo con los dos meses anteriores, cuando los chavales han tenido más horas libres». Según lo que le han transmitido «varios padres», se trataría de «una cuadrilla de jóvenes, de entre 15 y 17 años, que por las descripciones podrían ser sudamericanos, y que han protagonizado diversos asaltos, robando sobre todo móviles y dinero a chicos de edades similares».

Su preocupación se ha traducido en una reclamación urgente al Ayuntamiento. «Queremos que se intensifique la vigilancia a través de la policía de barrio, y se den pasos para incrementar la sensación de seguridad. Se habló de que los agentes iban a desplegarse en marzo o abril y estamos a la espera», subraya Mendizábal. Una necesidad que confía en transmitir «en breve» al concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully, con quien mantendrá una reunión. «Las zonas más ‘calientes’ son Las Conchas, el recinto del campo de fútbol, junto al colegio San Martín, y el parque».

«Que no vayamos solas»

Los mismos sitios a los que apuntan Paola y Amaia, estudiantes de 13 años en el colegio Unamuno, que a menudo cruzan este pulmón verde en la vuelta a casa. «Nuestros padres nos dicen que no vayamos solas. Nunca nos ha pasado nada, pero por amigos y conocidos sabemos que hay bastantes problemas y a varios chavales del barrio les han robado otros latinos», aseguran. El líder vecinal de San Martín reclama, en este sentido, que la Policía Local patrulle en los horarios escolares. «No sirve de nada que paseen cuatro veces de nueve a once. Que vayan cuando salen de clase, a mediodía y especialmente por la tarde», recalca Mendizábal.

Una medida preventiva que ya han tomado colegios como Marianistas. «Tenemos constancia de que últimamente ha habido problemas, sobre todo alguna pelea, en el entorno de las Conchas, y también de la plazuela de Aranzábal y por lo que hemos oído, siempre se han producido con chicos latinos», reconoció su director, Txema Felices. Por ello, han optado por «aumentar la vigilancia y el control que hacen los profesores a las horas de entrada y, sobre todo de salida, del centro. Tras las clases vespertinas, la mayoría de puertas de acceso se cerrarán y sólo estará abierta alguna en función de la actividad extraescolar», declaró.

Ese mayor control es aplaudido por los padres que viven en la zona afectada. Como la dueña de la frutería La Huerta, situada en Serafín de Ajuria, cuyo hijo de 11 años, alumno de ese colegio, fue abordado hace poco a escasos metros del recinto escolar. «Fue en el parque de la catedral, había varias cuadrillas y le dijeron que si tenía dinero y que fuera con ellos. Mi hijo se libró por poco al decirles que estaba con otros chicos mayores», relata. «Van sobre todo a por los móviles y el dinero de los adolescentes, y no sólo en este barrio».

A quitarle el bolso

En la pescadería Manoli, de Adriano VI, la preocupación se centra en los posibles hurtos, pero en este caso a sus clientas. «Varias veces he visto cómo se acerca un chavalillo extranjero en bici, les pregunta cualquier tontería, y mientras llegan otros tres o cuatro para rodearla e intentar quitarle el bolso. Con un par de abuelillas ya lo consiguieron», denuncia la dependienta, quien aprovecha para criticar que «a la Policía Municipal no se la ve para nada». También la responsable de la panadería El Áncora admite sentir «cada vez más miedo. Estoy sola en la tienda y los domingos, aunque abro a las siete y media, tengo la persiana medio cerrada hasta las nueve, por si acaso».

Sensaciones que, en opinión de Eduardo Cervera, presidente de la FAVA, atestiguan «el incremento de la inseguridad en el último año. Aunque no siempre haya denuncias, sucesos como éstos de San Martín lo confirman», declaró el dirigente vecinal. Cervera respalda la demanda de los residentes para exigir la policía de barrio, «porque la gente está deseando ver agentes a pie».

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