La falta de documentación de las mujeres subsaharianas que trasgreden la normativa cívica municipal al ofrecer sexo de pago en plena calle hace que cuando se les pone una multa el guardia sepa al 100% que ese trámite no servirá para nada. La multa nunca será satisfecha. ¿A qué domicilio le llegará el comprobante de pago, qué nombre se pondrá en el casillero del denunciado? Todas las denuncias que se ponen con este supuesto engrosan las estadísticas municipales exclusivamente, “porque no se cobra ni una”, afirma una fuente policial. Esta y cualquier multa por faltas administrativas que se imponen a las mujeres subsaharianas que se prostituyen en la Rambla no se cobrarán jamás como le ocurriría a cualquier extranjero indocumentado. La Guardia Urbana tiene órdenes de ir haciendo denuncias de estas características y abandonar poco a poco los servicios más dirigidos a la seguridad ciudadana. Algunas prostitutas tienen a gala mostrar una larga retahíla de denuncias por trasgredir la ordenanza de civismo. En ocasiones, usan el papel de la multa como medio para identificarse cuando son paradas en un control de extranjería. A veces, llevan varias de ellas con nombres diferentes. “Policialmente, este tipo de cosas son un mareo. Después pasas sus huellas y aparece otro nombre más”, explica un mosso con experiencia de trabajo en la Rambla.