Los inmigrantes bengalíes anuncian que continuarán concentrándose hasta que consigan «los papeles»

Diario Sur, VENTURA GARCÍA, 04-05-2009

De nuevo el pasado sábado, como vienen haciendo desde hace meses, los 63 bengalíes que residen en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes se concentraron en la Plaza Menéndez Pelayo para reclamar al Gobierno de la Nación que atienda sus demandas y regularice su situación en España. Durante cuatro horas, y sentados en círculo, los asiáticos volvieron a recordar al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero que llevan más de tres años en Melilla y a preguntarse por qué ellos continúan en el CETI mientras inmigrantes de origen subsahariano o argelino son trasladados a la península a los pocos meses de llegar.

Los bengalíes insisten en destacar que su comportamiento desde que llegaron a España ha sido intachable y que, al margen de participar en cuantas actividades se organizan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, cuentan con el apoyo de los melillenses. La campaña iniciada en febrero para recabar firmas concluyó con el respaldo de más de 15.000 personas.

También han puesto mucho de su parte para conocer el idioma. Varias horas por semana asisten a clases de español y tratan de familiarizarse con la lengua siguiendo los medios de comunicación y entablando conversaciones con los ciudadanos.

Tragedia

Los 63 afirman que llevan ya muchos años esperando «papeles» para tener un futuro en Europa y que cada día que pasa es mayor la incertidumbre y la frustración. Todos ellos vendieron lo poco que tenían para emprender un viaje de casi dos años rumbo a occidente. Ahora, aseguran, y tras tantos «sacrificios» no pueden regresar a su país.

Uno de los portavoces del grupo comenta que en Bangladesh los traficantes de seres humanos les engañan prometiéndoles un viaje cómodo y una fácil entrada en España. Les dicen que llegarán en avión hasta Marruecos para después cruzar sin problemas la frontera. Ellos mismos comprueban que todo es mentira, que se ven obligados a atravesar a pie o hacinados en coches decenas de países, que el desierto del Sáhara está plagado de cadáveres de jóvenes que, como ellos, también buscaron un porvenir lejos de casa.

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