Las instituciones piden un cambio legal para frenar la conflictividad de menores

Diario de noticias de Gipuzkoa, jorge napal, 30-04-2009

La Diputación valora “el periodo de reflexión” iniciado por nueve usuarios de Deba y alerta del “creciente rechazo social”

donostia. La maquinaria para zanjar los constantes conflictos protagonizados por menores extranjeros comienza a engrasarse en Gipuzkoa. La Diputación trasladó ayer su propuesta a las instituciones que tienen alguna competencia en esta materia: establecer cupos de menores, un cambio legislativo que se acomode a la nueva realidad social y, en última instancia, la fórmula de la reagrupación familiar para aquellos chavales que vienen de un sinfín de fracasos en sus procesos formativos y de inserción.

Las instituciones implicadas, al menos las que se dieron cita ayer en Donostia, parecen compartir este diagnóstico, a tenor de las explicaciones ofrecidas por el Ejecutivo foral. “En esta vida, todo menos la muerte tiene solución”, expresó la diputada de Política Social, Maite Etxaniz, en un ánimo de trasladar un mensaje tranquilizador frente a un conflicto no resuelto.

Sus palabras tenían lugar pocos minutos después de una reunión interinstitucional sin precedentes en el territorio, a la que acudieron, entre otros, representantes de la Ertzaintza, Policía Nacional, Policía Municipal de Donostia, Juzgado de Menores, Fiscalía, delegación territorial de Educación del Gobierno Vasco en Gipuzkoa, dirección de Justicia Juvenil y Subdelegación del Gobierno.

El encuentro fue “cordial”. La Diputación volvió a insistir en que la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) “no puede seguir liderando” el ranking de acogida de menores en el Estado – sólo por detrás de Canarias, rivalizando por el segundo puesto con Ceuta – , algo que achaca “al trabajo bien hecho” pero que no cree proporcional ni a los recursos ni a la población existente. De la misma manera, apostó por la fórmula de la reagrupación familiar “para aquellos chicos desubicados con quienes vemos que nuestros servicios no son los adecuados”.

Los servicios forales tenían acogidos ayer en Gipuzkoa a un total de 180 menores extranjeros no acompañados. Los siete centros abiertos durante el año pasado, junto a los tres nuevos en 2009, no han sido suficientes para dar respuesta a la creciente demanda.

La Diputación defiende que la solución al conflicto desatado también vendrá de la mano del establecimiento de “criterios homogéneos” entre las distintas comunidades autónomas para evitar el constante trasiego. “Lo que no puede ser es que haya algunas que no tutelen. Existe un gran desorden en este aspecto, y eso provoca que jamás sepamos el número de personas que nos va a llegar”, expuso Etxaniz.

El problema es que el compás de espera se puede eternizar, teniendo en cuenta que parte de estas reclamaciones exigirían una reforma de la Ley de Extranjería que, hoy por hoy, no está clara. Los grupos parlamentarios del PSOE y de CIU en el Congreso han rechazado, por el momento, esas reformas, y aguardan al texto del Gobierno para pactar con los distintos grupos la legislación migratoria del futuro.

compás de espera La diputada Etxaniz admitió que mientras no encuentren una solución a sus propuestas, “habrá que ensayar todo tipo de medidas, incluidas las policiales”. En este punto, mostró su “preocupación” por “el rechazo social creciente” hacia las minorías que viene observando entre buena parte de la sociedad guipuzcoana debido a un fenómeno protagonizado por un 10% del colectivo.

La Diputación abrió en Deba en febrero un nuevo centro para los chavales con graves problemas de conducta. El director de Infancia y Juventud de la Diputación, José Ignacio Insausti, lamentó ayer que los responsables de este servicio “se han sentido juzgados desde el primer minuto”, cuando sus responsables eran conscientes de que hacía falta tiempo para poder realizar una valoración más acorde con la realidad.

De hecho, nueve de los trece residentes que actualmente hacen uso de este servicio han iniciado “un proceso reflexivo” que la Diputación valora como un primer paso para encauzar su situación a través de los programas formativos. “Estos chavales nunca habían aceptado las normas básicas de convivencia diaria y por eso están en este centro. Tienen que comenzar de un mínimo, y a partir de ahí el proceso de formación seguirá su curso”, recalcó Insausti.

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