El fenómeno de los 'pisos patera' obvia su rasgo marginal y aparece ya en el centro de Vitoria

Diario de noticias de Alava, axier burdain, 26-04-2009

Los afectados aseguran que estos albergues irregulares pueden degenerar en situaciones de “inseguridad”

vitoria. Se les conoce como pisos patera , aunque en realidad son pensiones ilegales en las que conviven muchas más de las personas originalmente previstas para la superficie de la vivienda. Generalmente, sus inquilinos son de origen foráneo y, en ocasiones, el aprovechamiento de las camas dispuestas en dichas moradas es tan efectivo que rotan por horas entre los inquilinos, lo que da lugar al fenómeno de las camas calientes . Puede parecer algo muy lejano o marginal, pero en Vitoria son una realidad. Y en lugares tan céntricos como los portales más acomodados de la calle Olaguíbel o incluso en la calle Paz, muy cerca de El Corte Inglés. Los vecinos de estos inmuebles denuncian públicamente la situación, “sobre todo por la inseguridad que generan”, pero reconocen que, con la ley en la mano, resulta extremadamente difícil acabar con ellos.

Uno de los residentes en un portal de la calle Olaguíbel afectado por este problema, explica que todo comenzó hace cuatro años, cuando el titular de una vivienda alquiló su piso a una pareja de mujeres latinoamericanas. “Me gustaría dejar claro, antes de nada, que no se trata de una cuestión de racismo ni de xenofobia. En esta comunidad viven varias familias extranjeras de origen sudamericano desde hace mucho tiempo y la convivencia es perfecta. Lo ha sido siempre. Aquello fue totalmente diferente”, puntualiza.

El administrador de la finca afectada por este fenómeno inmobiliario nacido de la picaresca y de la necesidad señala que, al poco tiempo, los vecinos empezaron a apreciar “movimientos continuos de gente extraña entrando y saliendo del portal”. “Resultaba un poco violento, porque aquí todo el mundo se conoce. De repente veías a gente desconocida con llave del portal que entraba y salía continuamente y, cuando les preguntabas, todos vivían en el mismo piso”, recuerda.

incidentes A partir de ahí, se desataron los problemas. Comenzaron a registrarse incidentes violentos en el portal y discusiones a voz en grito en los rellanos. “La Policía Municipal ha venido en varias ocasiones e incluso se ha llegado a llamar a la Ertzaintza una vez. Las broncas desaparecen en cuanto llega la Policía, pero luego se vuelven a reanudar. Y en cuanto a la existencia de la pensión ilegal… Parece que no pueden hacer nada en este sentido”, lamenta el administrador.

Su principal preocupación es la inseguridad. “Debe de haber decenas de copias de llaves de nuestro portal circulando por Vitoria”, asegura. “Y da lo mismo que cambies la cerradura, porque al final les tienes que dar una llave a los inquilinos oficiales del piso…”, apostilla. El portavoz de la comunidad indica que “antes este portal era muy tranquilo, pero ahora… Casi todos los vecinos han instalado puertas blindadas. ¡Con decirte que ayer mismo robaron los apliques de la escalera!”.

No sólo son las peleas lo que fomenta el sentimiento de inseguridad. “Una vez, al entrar en el portal, me encontré en el interior con un grupo de adolescentes latinoamericanos bebiendo cerveza. Les pregunté si no tenían mejor lugar para hacer botellón y ni me contestaron. Se limitaron a mirarme en tono amenazante y, la verdad, resultó muy poco tranquilizador”, apunta el administrador.

Los vecinos que, desde las ventanas del patio interior, pueden observar lo que sucede en la casa, comentan que se han instalado frigoríficos y hornillos en varias de las habitaciones. “El suelo es de parquet y cocinan directamente sobre él, con el enorme riesgo de incendio que conlleva”, explica. El fenómeno de las camas calientes también les ha salpicado. “Uno de los vecinos se cruzó con una persona que aguardaba en el portal y le explicó que estaba esperando su turno para subir, que todavía no era la hora”, indica.

anuncios en radio Al margen de las peleas palpables y audibles por parte de los vecinos, existe un rosario de anécdotas en torno al polémico piso patera . “Una vez vimos que salían personas de la casa y que se metían en una furgoneta que les esperaba en el portal, todos juntos, para ir a trabajar. A veces te encuentras restos de las broncas, como piezas de un móvil roto que han lanzado contra la pared… Incluso llegamos a oír en una cadena de radio local un anuncio en el que se alquilaban habitaciones en ese piso, pero el dueño siempre lo ha negado todo”, asegura.

En la cercana calle Paz, se reproduce la misma situación, idénticos problemas. Añaden que, otro de los indicadores que evidencian la existencia de un piso de estas características, al margen del consabido trajín en el portal, es el colgador. “Hay ropa de todo tipo continuamente colgada en la fachada y en el patio”, apuntan.

El principal escollo es que, legalmente, resulta farragoso combatir estas pensiones ilegales. En el caso de Olaguíbel, el administrador lo intenta a través de un abogado, pero resulta difícil recopilar pruebas. Además, se teme que el contrato de alquiler que pesa sobre la vivienda permite el subarriendo, lo que podrá comprobar en breve. “Le hemos solicitado al dueño en varias ocasiones que nos presente el documento, pero se niega y rechaza tajantemente que eso se haya convertido en una pensión. Finalmente, lo hemos tramitado a través del juez y dentro de poco esperamos en poder echarle un vistazo al contrato”, explica resignado.

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