Disney desata la controversia con una princesita negra

El Mundo, JULIO VALDEON BLANCO / Especial para EL MUNDO, 26-04-2009

A siete meses de su estreno, la factoría hace guiños a la ‘era Obama’ Nueva York


A pocos meses (noviembre) de estrenar en Estados Unidos La princesa y la rana, la pimera película de Disney protagonizada por una muchacha negra, el estudio soporta acusaciones de racismo y oportunismo en la era Obama.


En plena producción, la princesa, novena de una legendaria estirpe que arrancó con Blancanieves y genera royalties dignos de un pozo petrolífero, ha cambiado de oficio por mala conciencia.Si en la primera versión propuesta hacía de camarera, tan plebeya, finalmente será empresaria de la restauración. Además, antes respondía al nombre de Maddy, y ahora es Tiana; es que Maddy sonaba demasiado parecido a Mammy, aquel repugnante mote con el que los amos designaban a sus esclavas.


«Tiana será un ejemplo para cualquiera. Persigue el sueño americano abriendo su propio negocio, y lo hace con una fuerte ética del trabajo», ha comentado a la contra un ejecutivo de Disney.


Pero no acaba aquí el conmovedor delirio alentado por unos internautas como panteras y unos estudios famosos por su insensibilidad.Así, el príncipe, inevitable príncipe que aguarda al cabo de la historia, no es negro, sino, a lo sumo, color aceituna, algo así como un Camborio de acento brasileño. ¿Cómo? ¿Tenemos a Obama en la Casa Blanca, pero Disney no permite que Tiana acabe con un aristócrata negro? El mantra bombardea internet, dando alas, suponemos que de forma involuntaria, a una insidiosa acusación racista.


Nadie olvida, claro, el augusto curriculum de películas sospechosas lanzadas por la compañía, su galería de personajes pueriles, en los que se hacía mofa de la negritud, comenzando por las hienas de El Rey León y llegando hasta los, por otro lado, gloriosos cuervos de Dumbo o los descacharrantes monos de El libro de la selva. Setenta años de guiones ambiguos, que retrataban a los negros como criaturas dadas a la charlatanería y la pereza, tocan de forma inevitable un perverso violín en la memoria colectiva.


Acaso esta vez la tormenta sea algo disparatada, hiperbólica, pero ilustra hasta qué punto las suspicacias raciales atormentan la sociedad americana. Y eso que en el papel de Tiana pondrá la voz Anika Noni Rose, ídolo juvenil gracias a su actuación en Dreamgirls, y que su madre hablará por boca de la todopoderosa Oprah Winfrey, diosa del colorín y reina de las televisiones con su influyente talk show.


Como detalle penúltimo, conviene recordar, y así lo hacen diarios como The Times, que la película viene planificándose desde mediados de la década, mucho antes de que el fenómeno Obama incendiara los corazones.

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