4 horas de cola en busca de un trabajo

Todos los lunes y miércoles medio centenar de personas hace cola desde las 5 de la mañana en los despachos parroquiales de San Miguel, en Pamplona, con el único propósito de conseguir un puesto de trabajo en el servicio doméstico

Diario de Navarra, RUBÉN ELIZARI . PAMPLONA, 23-04-2009

MARÍA no puede contener las lágrimas y rompe a llorar escaleras abajo en busca de la salida. Óscar Galindo, un voluntario de la parroquia San Miguel de Pamplona que también se encuentra en paro, le acaba de decir que aún no ha salido ningún trabajo. Todos los lunes y los miércoles medio centenar de personas hacen cola desde las 5.00 de la madrugada y esperan que den las 9 de la mañana.
A esa hora abren los despachos parroquiales de la iglesia San Miguel de Pamplona y comienzan a apuntarse en una lista con la única esperanza de encontrar un trabajo que les permita pagar la hipoteca o el alquiler. No importa cuál sea el trabajo ni que sean pocas horas. Todo vale. La crisis ha duplicado el número de peticiones de trabajo en instituciones sin ánimo de lucro. Sólo en lo que va de año por las dependencias de la parroquia San Miguel de Pamplona, uno de los centros neurálgicos del Arzobispado en los que se ponen en contacto a la oferta y la demanda, han pasado 300 personas. El año pasado fueron 180 en el mismo período.

El número de quienes acuden no es lo único que ha cambiado con la crisis. También ha variado el perfil de los solicitantes: “Antes apenas teníamos gente de aquí. Y ahora se ven a menudo. Son personas que han perdido su trabajo. Quizás el colectivo más afectado sean los inmigrantes”, explican desde la propia parroquia.

Un trabajo, 15 candidatos

El procedimiento es sencillo. A las 9 de la mañana las puertas se abren, y un voluntario reparte 40 números. En menos de una hora se agotan todos. Con ese número el candidato para conseguir un puesto de trabajo es citado a una hora para que los responsables de la parroquia le hagan una entrevista en profundidad sobre sus conocimientos, habilidades, experiencia laboral y situación económica. A los 15 días ha de volver para saber si ha habido suerte: “Es duro porque tenemos un trabajo y 15 candidatos. Si hay dos personas que se encuentran en igualdad de condiciones, la que primero venga, será la que lo consiga. Por eso se forman colas desde tan temprano”, explican desde la iglesia de San Miguel de Pamplona.

En esta institución aseguran que quienes buscan un empleo se encuentran en una situación de extrema necesidad, pero sobre, que son de confianza y cumplirán en el trabajo. “Nuestro servicio, totalmente gratuito, también incluye un seguimiento para saber si hay un buen entendimiento entre las dos partes”.

El número de personas ha aumentado, en cambio, el número de trabajos que ofertan ha descendido, bien porque una familia ya no requiere de alguien para atender a sus hijos o cuidar una persona de la tercera edad, o bien porque ya no pueden permitírselo. “La gran mayoría de los trabajos que ofertamos están relacionados con el trabajo doméstico: limpieza de casas, cuidado de ancianos o de niños. Durante 2007 y la primera mitad de 2008 era posible elegir si querían ir de internas o no. Ahora, no se elige, cualquier oferta es aceptada. Cualquier trabajo, hasta uno de 7 horas, es bueno. Se ve que hay gente que lo está pasando muy mal”.

Los más perjudicados

Esta misma situación se repite en la Fundación Core, una institución sin ánimo de lucro fundada en mayo de 2004 que ayuda a los inmigrantes en su proceso de adaptación social e inserción laboral. Sus estadísticas dicen que en los tres primeros meses de 2008 un total de 357 personas recurrieron a ellos porque estaban en paro. En ese mismo período de este año han pasado 642 personas, casi el doble. María García Maeztu, gestora de la Fundación Core, cuenta que uno de los casos más repetidos es el de la persona a la que ya habían conseguido colocarle y que se ve obligada a regresar al sector doméstico porque su empresa ha hecho un ERE o incluso le ha despedido. Hasta hace unos meses en esta ONG no estaban acostumbrados a ver hombres: “Las ofertas que nos llegan son sobre todo para servicio doméstico y muy de vez en cuando alguna en la que se requiera un hombre”, explican desde la Fundación.

En este caso, junto con el aumento de peticiones de trabajo también se han incrementado las demandas de formación: “Impartimos de manera periódica diferentes cursos gratuitos: son sobre costura básica, habilidades sociales o cómo llevar una casa. Todo vale para salir de la crisis”.

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