Brasil critica a los países que boicotearon la conferencia contra el racismo

Prensa Libre, 21-04-2009

GINEBRA (AFP) –
Brasil calificó de “inexplicable e inaceptable” el boicot de Estados Unidos y de otros ocho países a la conferencia contra el racismo inaugurada este lunes en Ginebra.


Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Alemania, Australia, Holanda, Italia, Polonia, República Checa e Israel boicotearon la conferencia, por considerar que podía servir de tribuna contra este último país.


El ministro brasileño de Promoción Racial e Igualdad, Edson Santos, declaró en su discurso que “la ausencia de algunos países es inexplicable e inaceptable”.


“Ausentarse del proceso negociador significa rendirse a la falta de diálogo. Es negar el cambio. Hay que aceptar el pluralismo, tolerar la diferencia y respetar la diversidad”, recalcó Santos, quien recordó que Brasil “es la segunda nación negra del mundo”.


El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, único jefe de Estado presente en la conferencia tachó a Israel de “Estado racista” en un discurso que provocó la salida de los delegados de los 23 países europeos participantes, quienes regresaron cuando acabó su intervención. Los delegados de América Latina y el Caribe permanecieron en la sala.


En el cónclave participan 103 Estados de los 192 que componen la ONU, incluidos todos los de América Latina y el Caribe, junto a unos 2.000 militantes de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), con el propósito de sentar las bases de un plan internacional para mejorar la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.


Los debates giran en torno a un proyecto de declaración final de 143 artículos.


Los países latinoamericanos pusieron énfasis durante la preparación de la conferencia en la protección de los migrantes, de sus poblaciones negras y de los pueblos indígenas.


“Hemos conseguido que el texto recoja una advertencia contra la criminalización de los migrantes, vapuleados por algunas directivas de la Unión Europea, que se reserva la prerrogativa de encarcelar a los sin papeles durante 180 días antes de expulsarlos, y sanciona a quienes les den trabajo”, señaló a AFP un diplomático latinoamericano.


“También obtuvimos que la declaración reitere los derechos humanos que protegen a las poblaciones indígenas, maltratadas en múltiples latitudes del mundo, particularmente en América Latina”, agregó otro diplomático latinoamericano.


Perla Bustamante, representante de México, hizo hincapié en “los derechos de los migrantes indocumentados”, estimando que “las consideraciones sobre seguridad no debieran primar sobre el respeto universal de los derechos humanos”.


México sorprendió destacando que las “personas con una orientación sexual distinta” deben figurar entre los “retos” de la Conferencia. El tema fue eliminado del proyecto de declaración final negociado la semana pasada por exigencia de los países islámicos, según fuentes diplomáticas.


América Latina logró que en el proyecto de declaración final figure un llamado a los Estados para “que impidan las manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia en las zonas de entrada de las fronteras de los países, particularmente en lo que se refiere a los inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo”.


El documento añade que los gobiernos deben elaborar y poner en marcha “programas de capacitación para los agentes del orden y los funcionarios de los servicios de inmigración y de fronteras, fiscales y los proveedores de servicios, con miras a sensibilizarlos”.


También reafirma las conclusiones del cónclave celebrado en 2001 en Durban, que fomentan una solución negociada al conflicto de Medio Oriente con el reconocimiento de dos Estados, Israel y Palestina.


Condena asimismo la ocupación extranjera como uno de los motivos que favorecen el racismo, exalta la memoria de la víctimas de la esclavitud y el colonialismo, y recuerda las obligaciones de los gobiernos para cooperar con los tribunales que investigan el genocidio.


El documento no tuvo en cuenta las demandas de países islámicos y de sus aliados en Africa de crear una nueva norma de derecho internacional que condene la supuesta “difamación de religiones”.

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