Se dispara un 38% la demanda de ayudas sociales en los servicios de acogida de Cáritas

Diario de noticias de Gipuzkoa, jorge napal, 18-04-2009

La saturación de comedores sociales provoca que los usuarios sean derivados a bares y restaurantes

donostia. Lo que hasta ahora era una estimación, ha pasado a convertirse en una realidad en toda su crudeza. La demanda de ayudas sociales dirigida a los servicios de primera acogida de Cáritas en Gipuzkoa se ha disparado durante el último año un 38%, un salto cualitativo jamás registrado en el territorio, que guarda relación directa con el severo zarpazo que sigue dejando la crisis en las maltrechas economías domésticas.

Esta organización humanitaria siempre ha sostenido que el verdadero efecto del desplome financiero iba a visualizarse una vez agotados los subsidios de desempleo, una realidad que estaba a la vuelta de la esquina y que comienza a aflorar estos días.

De hecho, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, reconocía esta semana que ya hay más de 300.000 personas que han agotado este tipo de prestaciones. Se acaban para todos ellos las ayudas sociales, pero no hace sino continuar el problema, porque lejos de ver paliada su complicada situación, siguen bajo el yugo del desempleo.

El efecto de este drama creciente en Gipuzkoa es el cambio radical que viene operándose del perfil de personas que han acabo por deslizarse a situaciones de exclusión social. “Lo estamos detectando desde hace unos meses. Hablamos de personas con familias y vidas normalizadas que se han quedado en paro y se ven obligadas a recurrir a nosotros”, alerta José Emilio Lafuente, secretario general de Cáritas Gipuzkoa.

La fotografía definitiva de esta difícil coyuntura la ofrecerá esta organización humanitaria dentro de dos meses, ya que en estos momentos se encuentra recabando información de primera mano en cada una de las parroquias del territorio.

Pese a ello, hay datos facilitados a este periódico que dejan bien a las claras lo anómalo de la actual situación. Si bien cada año suele registrarse un ligero incremento del número de personas atendidas, el 38% registrado entre 2007 y 2008 “es un salto cualitativo notable” que obedece al difícil momento actual.

A ese colectivo, integrado hasta ahora por familias monoparentales, inmigrantes y gitanos, se están incorporando en los últimos meses “personas autóctonas” que no tienen ningún problema de desestructuración pero que comienzan a arrastrar una dificultad económica inasumible tras haber perdido el empleo. Todas estas personas están siendo atendidas por las trabajadoras sociales, y dar respuesta a sus demandas ha provocado que Cáritas tenga que incrementar en un 44% las ayudas económicas que ofrecía con respecto al año pasado.

solidaridad de las familias Los párrocos de todas las iglesias del territorio harán pública mañana en sus homilías el contenido de una carta remitida por el obispo de Donostia, Juan María Uriarte, que pone el acento en esta difícil coyuntura. En el texto, Uriarte anima “a la solidaridad de familias no apretadas por la crisis” en un intento por despertar la solidaridad en estos tiempos de crisis.

Y entre los más débiles, alude Uriarte a personas con discapacidad e inmigrantes. “¿Será justo y humano que quienes han cubierto puestos de trabajo no deseados por los autóctonos y han contribuido a enriquecer la Caja de la Seguridad Social fueran los primeros en pagar los platos rotos de una crisis de la que ellos no son en absoluto responsables?”, interpela a cada miembro de la sociedad para que busque por sí mismo la respuesta.

Uriarte reconoce que Cáritas sólo puede hacer frente a la crisis si cuenta con la solidaridad necesaria. Y en este punto la organización humanitaria se muestra molesta con el papel que le está tocando jugar respecto a la Administración, ya que entiende que la falta de coberturas sociales les obliga a asumir un papel que no les corresponde. “Vivimos una situación especial que requiere de medidas excepcionales. Es la Administración la que debe atender situaciones de necesidad básica y entidades como la nuestra deberíamos tener una labor más complementaria”, denuncia Lafuente, molesto por las demoras que se acumulan de “hasta tres y cuatro meses” en la ejecución de prestaciones sociales para familias guipuzcoanas que viven con la soga al cuello y no pueden aguardar un minuto más.

El espejo que devuelve la imagen más dura está colocado en los dos comedores sociales (Aterpe y Laguntza Etxea) en Donostialdea. El servicio está saturado. El número de demandantes supera en un 30% la capacidad de este servio. “Estamos al límite, tanto en cuanto a nuestra capacidad física como de personal”, admite el secretario general de Cáritas. Tanto es así, que esta organización se ha visto obligada a idear un sistema de tickets, que jamás había aplicado hasta ahora en el territorio, de manera que los usuarios que no pueden ser atendidos directamente en estos comedores puedan ser derivados a hogares de jubilados, bares y restaurantes.

periodo de reflexión La continua demanda de ayudas está obligando también a esta entidad a iniciar un periodo de reflexión sobre los criterios de ayuda que se han seguido hasta ahora. Según informan desde Cáritas, aunque todavía no se ha tomado una decisión firme, se está barajando, entre otras medidas, la posibilidad de limitar el tiempo de cobertura de modo que puedan dar respuesta a un mayor número de demandas.

Buena parte de esa nueva oleada de demandantes viene encarnada por ese nuevo perfil de guipuzcoano de vida normalizada sin ningún problema de desestructuración pero con serias dificultades económicas. “Viven una situación extraña, porque tienen otras referencias sociales y se ven obligados a dar un paso desconocido hasta ahora”, recalca Lafuente.

Aflora en todo ello, según sostiene Cáritas, la exteriorización de un modelo social y económico que no ha sabido reducir las desigualdades. Un colectivo que sigue cruzando los dedos ante un horizonte, por el momento, nada despejado.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)