Masacre en un centro de inmigrantes

Un hombre armado mata al menos a trece personas al irrumpir a tiros en un local cívico de Nueva York. El francotirador, que se suicidó, había sido despedido de IBM

Diario Vasco, MERCEDES GALLEGO | CORRESPONSAL NUEVA YORK., 06-04-2009

DV. Una calle arbolada junto al río. Una asociación cívica dedicada a «fomentar el espíritu de hermandad entre las naciones y los pueblos». El sitio menos pensado para la masacre de al menos trece personas que protagonizó ayer un francotirador en el pequeño pueblo de Binghamton, dentro del estado de Nueva York, a tres horas de la Gran Manzana. El asesino se quitó la vida de un tiro en la cabeza poco después.
John Viall no podía creerse que alguien quisiera matar a la gente de la American Civic Association, que tanto le ayudaron a traer a su esposa de China. Había muchos como él que ayer se deshacían en palabras de elogio por el trabajo que realizaba esta organización con los emigrantes desde que se fundó en 1939. Su propósito, «promover el entendimiento político, religioso y racial», pero también ayudar a los inmigrantes a obtener la ciudadanía y a integrarse.
Ayer, cuando un hombre de 42 años entró a tiros repartiendo muerte a las 10.30 horas, el centro impartía clases para quienes iban a realizar el examen de ciudadanía. Los testigos cuentan que todos salieron corriendo despavoridos. Y quienes no lograron huir se escondieron donde pudieron. Quince en un armario, veintiséis en el cuarto de la caldera. La Policía estimaba que el francotirador podía tener como rehenes a alrededor de 40 personas.
Aunque la policía no reveló la identidad del sospechoso, los medios de comunicación locales, que inicialmente dijeron que era de origen asiático, indicaron que el atacante es Jiverly Voong, de 41 ó 42 años, nacido en Johnson City (Nueva York) y que recientemente había sido despedido de su trabajo en IBM. El criminal, de entre 1.73 y 1.83 de altura, vestía una chaqueta verde de nylon y gafas de pasta negra. Dicen que dejó el coche bloqueando la puerta trasera, bien para atrapar a sus víctimas o porque llegó demasiado alterado como para aparcarlo apropiadamente. Lo cierto es que ésa fue la primera pista que obtuvo la Policía para averiguar su identidad.
Testigos aseguraron al periódico local Press & Sun Bulletin haber visto hacia las 13.30 horas a la Policía obligar a punta de pistola a una veintena de personas a que se tiraran al suelo. Aparentemente el miedo a que el francotirador y sus posibles cómplices se escondieran entre los rehenes les obligó a tratarlos a todos como sospechosos y sacar a algunos esposados. La multitud que aguardaba fuera conteniendo la tensión estalló en aplausos al pensar que eran los asesinos, pero todavía habría que esperar hasta que el verdadero francotirador se quitara la vida.
El presidente de EE UU, Barack Obama, dijo sentirse «consternado» y «entristecido» tra conocer la noticia del tiroteo. La Casa Blanca divulgó un comunicado en el que Obama calificó la masacre como un «acto de violencia sin sentido». «A Michelle y a mí nos consternó y entristeció profundamente la noticia sobre este acto de violencia sin sentido. Enviamos nuestros pensamientos y oraciones a las víctimas, sus familias y a la gente de Binghamton».

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