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El Papa pide a la UE que no se resigne a la muerte de los inmigrantes que llegan a sus costas

La Voz de Galicia, Efe, 06-04-2009

El papa Benedicto XVI pidió ayer «una estrategia coordinada urgente» entre la Unión Europea (UE) y los estados africanos para «impedir que los inmigrantes recurran a traficantes sin escrúpulos». Durante el Ángelus que pronunció tras la misa del Domingo de Ramos, el Papa subrayó también la necesidad de que todos los países firmen un tratado de la ONU contra las minas antipersona, pero dedicó su discurso sobre todo a que Europa no se resigne a las tragedias de los inmigrantes.

La misa, celebrada en una plaza de San Pedro repleta de fieles, entre ellos miles de jóvenes, fue coronada con la entrega a los representantes españoles, de manos de los australianos, de la cruz de la juventud que presidirá el encuentro mundial de jóvenes católicos de Madrid en el 2011.

Benedicto XVI, que dedicó su homilía al sacrificio, recordó a «los hermanos y hermanas africanos» que han perdido la vida hace pocos días «en las barcas naufragadas en el Mediterráneo», en referencia a los más de 200 desaparecidos en el hundimiento de una embarcación de emigrantes ilegales frente a las costas de Libia en los últimos días de marzo.

Asistencia a las víctimas

Su referencia a la tragedia de la inmigración ilegal terminó expresando su apoyo «a cualquier medida» que garantice la necesaria asistencia a las víctimas. La homilía del Papa Ratzinger estuvo dedicada a la necesidad de sacrificarse para tener una vida plena, y en su discurso aseguró que no existe vida exitosa «sin sacrificio».

«Si echo la vista atrás sobre mi vida personal, debo decir que justamente los momentos en los que he dicho sí a una renuncia han sido grandes e importantes», aseguró en la plaza de San Pedro, repleta de católicos que portaban ramas de palma y de olivo.

Presencia de Rouco

El Papa subrayó la universalidad de la Iglesia y que su catolicidad deriva de la renuncia. Tras la misa, la delegación española, comandada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, recogió la cruz de la 17.º Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), de manos de la delegación australiana.

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