madrid – Una docena de heridos, 24 detenidos y cientos de desperfectos en el mobiliario urbano en el último «choque» entre radicales de derecha y de izquierda. El escenario esta vez fue el barrio de Vallecas, lugar donde vivía Carlos Palomino, el joven de 16 años que hace más de un año murió apuñalado a manos de un ultraderechista.
El Movimiento Antifascista Madrileño había convocado una contramanifestación tras conocer una marcha del grupo ultraderechista Movimiento Patriota Socialista, autorizada por la Delegación del Gobierno, desde Pacífico hasta Menendez Pelayo.
A la misma hora, las 16:00, y a escasos 200 metros de distancia, comenzaron a concentrarse unos y otros. Bajo un amplio dispositivo policial comenzó la manifestación de los ultraderechistas, seguidos a través de calles aledañas, ya que éstos no contaban con autorización para concentrarse, por cerca de un centenar de radicales de extrema izquierda bajo el lema: «Los asesinos de Carlos quieren manifestarse en Vallekas». Ladrillos, piedras y otros muchos objetos fueron lanzados contra los agentes y los manifestantes autorizados. Varios antidisturbios tuvieron que cargar en repetidas ocasiones, en torno al Puente de Vallecas, sobre todo en las calles de Gandía y la Avenida de la Albufera sobre todo contra los radicales de extrema izquierda que continuamente intentaban abalanzarse contra los cerca de 300 manifestantes de ultraderecha. El resultado fue de 24 detenidos, doce heridos, seis policías nacionales y cinco radicales por contusiones leves y caídas que fueron atendidos en el lugar por el Samur y dados de alta en el momento, y numerosos desperfectos en comercios, vehículos, contenedores, papeleras y otros elementos del recorrido.
La Asociación de Víctimas de la Violencia Fascista, Racista y Homófoba pidió el viernes a la Delegación del Gobierno que prohibiera la manifestación ultraderechista.