E. P. RODRÍGUEZ – SOMOZA

LA CORUÑA. Tan sólo una hora de libertad, ni un minuto más, el castigo no les compensaba. Atemorizadas por las consecuencias de unas normas impropias de mentes sanas, hacinadas, cautivas, por miedo a las represalias y a ser expulsadas del país por su condición de ilegales, no se atrevieron nunca a denunciar a sus explotadores. La denominada «Operación Cascabel» concluía el pasado jueves con la detención de los últimos integrantes del grupo – tres hombres y tres mujeres – que se dedicaban presuntamente a la prostitución de mujeres, en total diez «esclavas sexuales» a las que obligaban a vivir en condiciones infrahumanas.

Una red organizada de La Coruña para la que los detenidos utilizaban «pisos de contactos o de tapadillo» en los que se programaban los encuentros, uno tras otro sin que, entre cliente y cliente, pudieran ducharse, con tan solo un juego de sábanas.

Amenazadas con hacerles daño, a ellas o sus familias en el lugar de origen, la truculenta historia se hace familiar, puesto que este no es primer caso que se da en España. El más reciente el ocurrido en varias saunas de Barcelona, donde hubo cinco detenidos responsables el pasado mes de enero.

El modus operandi, un habitual. Los detenidos habían creado una empresa para blanquear el dinero obtenido con sus víctimas. Según la investigación, era el matrimonio formado por M.A.R.P. y M.M.C.R., principales responsables de este grupo organizado, el que administraba una peluquería con domicilio social en el Barrio de la Sagrada Familia de La Coruña que habría sido utilizada para lavar el dinero negro procedente de la explotación de mujeres.

El resto de implicados ejercían funciones de confianza, «mamis o encargados», para controlar los pisos y vigilar que se cumplieran las normas. Así, salir más de una hora al exterior – que significaba una multa de 20 euros – , o la imposibilidad de utilizar la cocina fuera del horario establecido, lo que significa que si estaban realizando un servicio en este periodo de tiempo se quedaban sin comer.

De los zulos en los que residían, habitaciones patera de no más de 7 metros cuadrados compartidos, a los pisos en los que les esperaban los clientes, situados en la propia ciudad herculina y Abegondo. Las ya liberadas estaban obligadas a no usar preservativo durante las relaciones y a tolerar el consumo de drogas en su presencia.

Unas gestiones realizadas por la Policía dentro de las labores de control de extranjería que dieron la pauta. Los arrestados son M.A.R.P., de 41 años, natural de La Coruña y su esposa, M.M.C.R., de 39 años, ambos vecinos de Abegondo; R.G.C., de 45 años, natural de Agolada (Pontevedra) y vecina de la herculina; MJ.M.P., de 58 años, natural de Portugal y residente en La Coruña; F.J.B.F., de 32 años, español nacido en Suiza; y M.G.P.A., de 58 años, natural de Uruguay y vecina de La Coruña.