Raíces

ABC, Rafael Puyol, 29-03-2009

La última encuesta nacional de inmigrantes (2007) incluye un capítulo denominado «Raíces» que analiza las relaciones de estas personas con los países de origen y sus planes para el futuro inmediato. Las conclusiones del trabajo dibujan un retrato de nuestros inmigrantes bastante distante del correspondiente a una población marginalizada. Muy al contrario; en general ,y con lógicas excepciones, señala que no existe un nivel de desarraigo fuerte en la mayoría de estos colectivos.

Sin duda, a ese reducido nivel de desarraigo contribuyen las mayores posibilidades actuales para mantener vínculos habituales o frecuentes con las áreas de salida. El 90% de los encuestados manifiesta sostener contactos con familiares y amigos de los lugares de origen gracias al teléfono (87%) y secundariamente a internet (33%). El teléfono móvil se ha convertido en uno de los antidepresivos más poderosos capaz de romper con facilidad la intensa incomunicación que acompaña al síndrome de Ulises. Probablemente hace mucho más como antídoto de la soledad de que muchas políticas de integración.

Las relaciones con las zonas de procedencia se nutren también de viajes más frecuentes por sus menores costes y mayor rapidez. La distancia se hace cada vez más relativa, lo que diluye los síntomas de incomunicación física. Y más de la mitad de los inmigrantes envían dinero a sus países lo cual constituye también, no solo uno de los resultados más decisivos del éxodo, sino también una forma de mantenimiento de las relaciones familiares.

Y son todas estas circunstancias las que hacen que una mayoría de inmigrantes no se plantee un retorno rápido. El 80% manifiesta que su proyecto para los próximos cinco años es permanecer en España. Quizás por ello el retorno, incentivado o voluntario, que la actual crisis económica podría haber favorecido, se mueve, al menos por el momento, en volúmenes modestos.

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