donostia. En un intento de retratar la complejidad del problema, la diputada de Política Social de Gipuzkoa, Maite Etxaniz, reveló ayer que los 22 menores acogidos en el centro de Deba, abierto en febrero para tratar a los más conflictivos, suman 286 causas judiciales, por lo que justificó el programa específico implantado para atender a estos chavales.

Los destinatarios de este centro son menores que han fracasado en otros programas, normalmente por incumplimientos de las normas de funcionamiento de los centros debido a sus conductas tipificadas como “muy graves”.

El director de Infancia y Juventud de la Diputación, Jose Ignacio Intxausti, expuso algunos de los problemas que han querido zanjar: Los miembros de este colectivo “tienen una capacidad de liderazgo” que arrastra al resto, por lo que ha sido necesario reubicarlos en el centro especializado de Deba. “Todos o casi todos han pasado por recursos educativos y de reforma, y eran conscientes de que no había nada que hacer”, aseguró. La diputada defendió concentrar en este único centro a los menores que presentan conductas “muy graves”, con problemas de convivencia en los recursos ordinarios por sus “agresiones, amenazas permanentes, desafíos, fugas constantes, ausencias prolongadas, conductas delictivas, baja tolerancia a la frustración y problemas de control de impulsos, entre otros”.

Tras admitir que “existe un grave problema” con este “grupo minoritario de menores extranjeros”, insistió en que deben ser tratados bajo un programa específico de “fuerte contención y normativo”. En este centro, que se encuentra en un entorno “rural y aislado”, “desde el mismo momento de su apertura se han producido fuertes conflictos y crisis, así como abandonos”, según Etxaniz, quien relató que los menores “se han enfrentado fuertemente al equipo educativo y a otros menores”, originando altercados “siendo necesario emplear la contención”.