¿A dónde va el PSOE?

Diario de noticias de Gipuzkoa, por josé ignacio lacasta-zabalza, 24-03-2009

uno de los tópicos que más he escuchado a varios amigos socialistas o a gente que se sitúa en sus aledaños, es que gobiernan porque tienen tomados prestados dos millones de votos de la derecha. Reflexión que no tiene en cuenta los cientos de miles que poseen de modo precario y son más bien propiedad de Izquierda Unida. Y tampoco miran hacia su izquierda social, de donde provienen millones de apoyos electorales que bien pueden dirigirse – por el desánimo – hacia la abstención. O, por indignación económica, hacia otros lugares más inconvenientes, pero en apariencia menos frívolos ante la crisis, tal y como ha sucedido recientemente en los gallegos cinturones industriales y urbanos de Vigo y Coruña.

Recuérdese cómo fija su atención el PP en los decisivos índices de más o menos participación en Barcelona durante las elecciones generales, y se sabrá que es de miopes no tener en cuenta la actitud de los votantes de izquierda quienes, por cierto, no garantizan, sin una clara actitud de ánimo positivo o percepción de un peligro inminente, que vayan a votar fielmente, o siquiera que se vayan a presentar ante las urnas.

Hace ya tiempo que Zapatero abandonó su atractivo señuelo de España plural para dejarse atrapar por la consigna, que tiene sus raíces culturales en el nacionalismo español de Ortega y Gasset, de España una y diversa. Y el lenguaje político es un idioma que dice bastante más de lo que parece. En lo que no hay que ver solamente un guiño hacia el nacionalismo español, sino hacia la derecha, pues tampoco fue casualidad que, como lo recordara en su día Montilla, el president de la Generalitat, el candidato para ese puesto de Rodríguez Zapatero fuera Artur Mas.

El PSOE mira con preferencia hacia dos inconvenientes sitios: a) hacia la derecha, de forma que actualmente da la imagen de tener tortícolis conservadora y b) hacia Madrid. Parece que el rompeolas de las Españas se haya convertido en el rompecabezas del PSOE. Porque todo lo que haga o deje de hacer la famosa Esperanza les ha secado la mollera o sorbido el seso. Da la impresión que no exista nada más fuera del galope de los tres jinetes del Apocalipsis madrileño, que son la citada Esperanza Aguirre, el vocalista de la episcopal Cope Jiménez Losantos y el siempre vivo Pedro J. Ramírez.

Ese miedo madrileño se proyecta también hacia la jerarquía de la Iglesia católica a la que, no por darle más dinero de las arcas públicas, se le hace bajar el sonido de su oposición tremebunda al Gobierno socialista. Y quien no se lo crea, que espere a la discusión pública sobre la nueva Ley del Aborto. También esta actitud timorata se intenta justificar con la teoría de los dos millones de votos conservadores en empréstito. Pero tengo para mí que, sobre todo en las grandes ciudades, hay más laicismo o laicidad de lo que se cree la dirección del PSOE. O, al menos, eso es lo que dicen una y otra vez las sociológicas encuestas.

Yo no digo que no haya que conocer lo que hace la derecha, pero resulta que hay vida un poco más allá de la misma. Lo que ocurre es que, dentro del PSOE, también hay personas que ensamblan su ideario con el de la derecha española. Y no hace falta recurrir a José Bono, porque en Navarra sin ir más lejos, la financiación pública de los colegios del Opus Dei, los que separan a chicos y chicas por razón de sexo, se ha logrado con el pleno consentimiento – bajo forma de vergonzosa abstención – de los dirigentes del Partido Socialista de Navarra. Es difícil, en un partido de acrisolada tradición laica, caer más bajo moralmente.

Como ya pudimos ver en directo con toda la discusión de las elecciones en aquella comunidad foral, un sector del PSOE – el que manda – tiene un análisis cuyo soporte consiste en que no se ha de pactar con los nacionalismos de la periferia. Y, si no hay más remedio que hacerlo, que sea por su lado más conservador (lo que explica que Artur Mas fuera el dirigente preferido por Rodríguez Zapatero). Como en la Restauración borbónica, desde Extremadura, Andalucía y no digamos desde Madrid, voces del PSOE han proclamado su inclinación hacia el modelo de Cánovas del Castillo: liberales y conservadores con un Borbón como titular de la Corona. Una liturgia, compartida con el PP, que es la de los dos partidos distintos – cuando lo son – y un solo rey verdadero.

Además, no le vendría mal al PSOE una cura de modestia. Cuando habla de Derechos Humanos pone en un plato de la balanza cosas indudablemente positivas – como el matrimonio de los homosexuales o la próxima legislación del aborto – , pero se olvida del otro platillo y del fiel de la misma balanza.

A la aprobación de la justamente llamada Directiva europea de la vergüenza , que persigue a los menores inmigrantes incluso con la repatriación, el PSOE ha añadido una repugnante praxis policial surgida del Ministerio del Interior por la que se exigen cupos de extranjeros detenidos por el mero hecho de no tener la documentación en regla. Han pasado a considerar a los sin papeles como delincuentes y, a día de hoy, dicen los sindicatos policiales que esa orientación planificada y persecutoria se manifiesta en todas las grandes ciudades españolas.

El anteproyecto de Ley de Extranjería impulsado por el Gobierno propone castigar a quienes intenten ayudar a cualquier extranjero o extranjera sin papeles. Con la manida excusa de las mafias, a las que por cierto se puede perseguir perfectamente desde las leyes penales, se podrá multar a las ONG o personas que traten de aliviar el sufrimiento de quienes están en situación irregular. Y envía a la sociedad un horrible e inhumano mensaje consistente en hacer ver que echar una mano a un desfavorecido puede ser considerado algo ilícito y llevar aparejado un multazo de varios miles de euros.

Por otro lado, esto permite que se potencien el racismo y la xenofobia, pues separa tajantemente a quienes tienen la ciudadanía de quienes no. Con ningún respeto por la Constitución española y su artículo diez, que consagra el principio de la dignidad humana como fundamento de los Derechos Humanos con rango internacional y… español. Eso para que luego nos hablen de constitucionalistas al referirse al PSOE y al PP (a quien le parecen de perlas estas medidas contra los más marginados de la sociedad).

Decididamente, no me convence nada una exaltación parcial y no universal de los derechos que no tenga en cuenta a todas las personas que habitamos en el mismo sitio y las discrimine por razón de raza o procedencia. Y menos me seduce que sea el PSOE el que haya seguido esa senda de Sarkozy y Berlusconi en unos momentos en los que la crisis ha frenado la inmigración.

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