Unos 300 chavales en el territorio histórico

Diario Vasco, A. VOZMEDIANO DV., 24-03-2009

Desde hace dos años, los menores inmigrantes que han llegado a Gipuzkoa son unos trescientos. Los datos no son oficiales, aunque son los que se barajan en Donostia, uno de los municipios más afectados por las acciones de menores tutelados por la Diputación. El concejal de Seguridad Ciudadana de San Sebastián, Ernesto Gasco, recordó ayer que hace cinco meses ya se alertó sobre la incidencia que estaba teniendo la presencia de estos menores en la capital guipuzcoana. «No son sólo los que viven en los pisos en la ciudad, sino todos los que llegan a pasar el fin de semana». El concejal, al igual que el alcalde Odón Elorza, aseguró desconocer los datos exactos sobre el número de pisos tutelados. «Calculamos que en Gipuzkoa hay unos trescientos chicos, lo que ha supuesto un incremento muy importante, porque hace dos años apenas había ochenta. Lo que quiero dejar claro es que para abordar este problema, no se debe pensar en xenofobia ni en racismo… Sólo en quién es delincuente y quién no». En Vizcaya y Álava, se asegura, el aumento de menores ha sido inferior.

La Guardia Municipal donostiarra estima que en la capital hay diez pisos forales, repartidos en diferentes barrios, y con una cantidad de acogidos que puede oscilar entre los cinco o los diez adolescentes. La mayoría procede de la misma zona de Marruecos, de una región próxima a Tánger, lo que hace pensar en el efecto llamada. La zona de la estación es conflictiva durante los fines de semana y en apenas seis meses, los últimos de 2008, se han producido 188 detenciones.

Gasco cree que es importante que no se identifique a magrebí con delincuente, pero también que el tutelaje que se ejerce desde la Diputación tenga en cuenta con qué menor se está tratando en cada caso. «Si no solventamos este problema, la situación se va a volver contra todos y va a a generar comportamientos de exclusión contra el colectivo. Tenemos que actuar con el que delinque, sea de la nacionalidad que sea, y sobre todo, si su conducta es reiterada. Los agentes de la Guardia Municipal saben quiénes son los cabecillas, muchas veces un mal ejemplo ante sus compañeros, pero no pueden hacer nada».

En el Ayuntamiento se aboga por un tutelaje efectivo. «No descubrimos nada nuevo… Si mis sobrinos llegan tarde a casa, mi hermana y mi cuñado toman medidas, como cualquier familia».

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