ROMA.— Cuando la policía arrestó a dos rumanos por la violación de una joven italiana en Roma, Il Giornale, un diario de la familia del primer ministro Silvio Berlusconi, reportó: “Las bestias rumanas fueron capturadas”.

Unas tres semanas más tarde, los abogados reconocieron que las “bestias” eran inocentes, porque los exámenes de ADN lo probaron, y los italianos se quedaron preguntando si el creciente sentimiento contra los inmigrantes había jugado algún rol en acelerar la investigación.

“Descubrir que esos dos rumanos, acusados de violación, eran inocentes es una real bofetada para nuestra conciencia nacional”, escribió la comentarista Lucia Annunziata en una editorial del diario La Stampa.

“Todo el país fue engañado en un camino de racismo impulsivo y crudo”, agregó.

Sentimientos xenófobos han crecido en los últimos meses en Europa, alentados por el descenso de la economía, mientras que tanto los residentes como los inmigrantes compiten por los pocos trabajos y los sueldos que son cada vez más bajos.

Se ha registrado violencia racista en la República Checa y en Hungría, los extranjeros que viajaron a Rusia en busca de trabajo han sido amenazados o han sufrido abusos, y las tensiones han aumentando entre los inmigrantes y españoles que compiten por refugio y trabajo.

En Italia, que comenzó a atraer gran flujo de inmigrantes sólo hace unos 20 años, el catalizador parece acrecentar el temor al crimen, aunque las estadísticas revelan que el número de homicidios, por ejemplo, es menor al promedio europeo. Las investigaciones erradas están lejos de lo irregular.

Pero el caso de violación en Roma disparó un frenesí mediático y político que se ha tornado cada vez más frecuente, cuando los inmigrantes son culpados de los crímenes.

Esto es particularmente evidente en el caso de los rumanos, cuya población en suelo italiano ha aumentado a cerca de 1 millón de personas desde que Rumania se unió a la Unión Europea en 2007 y tuvieron la facultad de viajar y buscar trabajo libremente en Italia.

“Grandes sectores de la sociedad presumen que todos estos extranjeros, y los rumanos en particular, son violentos. Está comenzando a ser un denominador común”, dijo James Walston, profesor de ciencia política en la Universidad Americana de Roma.

Críticos afirman que el gobierno de Berlusconi, quien ganó el poder el año pasado alentado por sus aliados antiinmigrantes de la Liga del Norte, ha alimentado ese temor y ahora no pueden controlarlo.

“Estamos muy lejos de tener grupos linchadores, pero vamos en esa dirección. Esto podría ser serio”, afirmó Walston.

Patrullas ciudadanas

El 20 de febrero, dos días después del arresto de los rumanos, Berlusconi aprobó un decreto de emergencia que aumentó las penas por crímenes sexuales y legalizó las patrullas ciudadanas. Berlusconi dijo que la medida ayudaría a erradicar los grupos de vigilancia irregulares que circulan por las noches en algunas ciudades, pero los opositores dicen que esto recuerda la era facista de los equipos voluntarios de seguridad nacional de Benito Mussolini. Mientras tanto, la policía había destruido el campamento donde los dos rumanos, de 20 y 36 años, vivían.

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