EN EL CAMINO DE LA HISTORIA

Nacionalismo económico

El Día, , 23-03-2009

LA SITUACIÓN de crisis que padecemos obliga a muchos gobiernos a tomar medidas que, no siendo drásticas, no son del todo bien vistas por aquellos que no han tenido que recurrir a ellas, pero que más bien temprano que tarde tendrán que ponerlas en práctica igualmente.

Y es que, ni más ni menos, se está poniendo en evidencia una vuelta a un nacionalismo económico. Lo cual no es nada nuevo y menos aún cuando desde Canarias se dice desde tiempo y por parte de responsables políticos que hay que priorizar la oferta de empleo para los canarios, para los que viven en nuestro territorio dada la escasez de la oferta y de la destrucción masiva del mismo.

La vuelta al nacionalismo económico viene dada y obligada por las cifras de paro, por la escasez de puestos de trabajo y por las políticas que giran a su alrededor. En el Estado español, en su conjunto, muy pronto se rondará la cifra de los 4 millones .En Canarias el porcentaje del desempleo no andará muy lejos en aproximarse al 30 por ciento de la población. En la Unión Europea la cifra de parados es de 18 millones y para el año 2010 se prevé que la desocupación llegará al 11 por ciento. Y por seguir con algunos ejemplos más, decir que en China 20 millones de personas venidas del campo han perdido el empleo; lo mismo que el paro en los EEUU ronda la cifra total 12 millones y se han destruido en algo más de cuatro meses 3 millones de puestos de trabajo, lo nunca visto.

Dentro del retorno del nacionalismo económico, Rusia, por ejemplo, ha decidido elevar el gravamen para los coches importados. La India ha anunciado por su parte la prohibición de juguetes; así como las multinacionales americanas han decidido no apoyar a las multinacionales extranjeras. En Inglaterra, el sector de la energía ha salido a la calle con la consigna “Empleo británico para los trabajadores británicos” y declarándose en contra de trabajadores provenientes de Portugal e Italia, e invitando a miles de polacos a regresar a su país de origen. Lo mismo acontece en Irlanda, donde el sentimiento antipolaco está creciendo de manera ya alarmante dado la recesión brutal y la quiebra evidente que padece. Ya por todas partes y también desde el Gobierno español se pone en cuestión el derecho a la residencia de los inmigrantes legalmente establecidos.

De lo cual es fácil deducir que cuando desde Canarias muchos abogan por una ley, o lo que sea, de residencia y que el trabajo sea para los de aquí no se andaba muy descaminados, lo que pone en evidencia que no se han tenido los reflejos suficientes para la anticipación y el vaticinio de lo que se nos venía encima y que las medidas a tiempo son las mejores y las correctoras, pero…

Como el concepto actual de crisis no es capaz de explicar el momento que se vive y no se aventuran, aunque sí pudiera ser desde el disparate y la demagogia, medidas serias para su corrección, los gobiernos no tienen otra opción que adoptar en contra del internacionalismo del trabajo una posición engarzada en el nacionalismo económico como única salvaguarda de una población y de una disponibilidad de subsistencia cada vez más comprometida.

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