S. Sans
Doce miembros de un grupo albanés dedicado al tráfico y explotación sexual de mujeres y los propietarios de tres prostíbulos de Bellvei, Cunit y Segur de Calafell (Tarragona) han ingresado en prisión.

Con estas detenciones, los Mossos dan por desarticulada la banda, que formaba parte de una macroestructura criminal de ámbito internacional y que trataba a las mujeres de la forma más violenta. La banda ejercía un estricto control sobre las jóvenes, a quienes obligaban a prostituirse en carreteras y clubs de alterne y destinaba buena parte de sus recursos a buscar en toda Europa a las chicas que conseguían escapar y amenazaban a sus familias para encontrarlas. La red desarticulada estaba relacionada con otras organizaciones criminales de países europeos y también de Brasil, donde compraban a algunas de las mujeres que primero eran obligadas a prostituirse en Catalunya y Valencia y después vendidas a otros grupos de proxenetas de capitales europeas.

La investigación arrancó tras descubrirse que una joven de 21 años había sido obligada a prostituirse durante dos años en un piso del Raval de Barcelona, donde permanecía encerrada, y que luego fue vendida al grupo albanés ahora desarticulado. A los quince detenidos se les imputan numerosos delitos, entre ellos, de lucro y coacción a la prostitución, asociación ilícita, contra el derecho de los trabajadores, falsificación documental, agresiones sexuales y lesiones.