Benjamin Netanyahu confía en cerrar su Gabinete para finales de esta semana

La ultraderecha se queda con Interior y Exteriores en el próximo Gobierno

La Razón, 17-03-2009

el cairo – El primer ministro designado aún mantiene la esperanza de que la líder del Kadima, Tzipi Livni, cambie de parecer y se sume a la coalición de Gobierno. Pero, difícilmente, Livni aceptará formar parte del Ejecutivo, ahora que Netanyahu ha ofrecido la cartera de Asuntos Exteriores al líder de Israel Beitenu, tras un acuerdo alcanzado el domingo por la noche.
El pacto entre el Likud y Lieberman incluye, además del Ministerio de Exteriores, que encabezará el propio Lieberman, otras cuatro carteras para los miembros de la formación ultranacionalista. Así, Stas Meseznikov será el titular de Turismo, Uzi Landau el de Infraestructuras Nacionales, Sofa Landver, el de Absorción de Inmigrantes y Itzhak Aharonovitch, el de Seguridad Pública.
Con el apoyo de los 15 diputados de Israel Beitenu, y sus 27, Netanyahu consigue un total de 42 escaños en la Kenesset. Ahora deberá buscar nuevas alianzas, presumiblemente con otros partidos de ultraderecha y ultraortodoxos, para obtener los 61 escaños que le darían la mayoría absoluta en el Parlamento, compuesto por un total de 120 asientos.
Aunque en Israel todo es posible y siempre hay que esperar a la «última» palabra, la amplia mayoría que suman los partidos conservadores y de extrema derecha le darán su voto a favor a la coalición de Gobierno encabezada por Netanyahu.
Mientras el futuro jefe del Ejecutivo cerraba ayer la última ronda de contactos con el partido ultraortodoxo sefardí Shas – con once escaños – para incluirlo en su Gabinete, el primer ministro saliente, Ehud Olmert, hacía su último esfuerzo para conseguir la liberación del soldado Gilat Shalit, capturado por Hamas en Gaza desde junio de 2006.
Olmert pospuso para hoy una reunión del Gabinete ministerial que debía valorar un acuerdo con Hamás para el intercambio de prisioneros, con el fin de ampliar un día más las negociaciones del mismo que, con mediación egipcia, mantienen en El Cairo sus enviados y los representantes del movimiento islamista.
No sin motivo, el jefe de la diplomacia egipcia, Aboul Gheit, expresó ayer su preocupación ante el futuro Gobierno de extrema derecha en Israel, porque, a su juicio, «podría dañar el diálogo por la paz» y perjudicar las relaciones entre Tel Aviv y El Cairo, en referencia a unas declaraciones de Lieberman que mandó «al infierno» al presidente egipcio, Hosni Mubarak.
Netanyahu, que pretende cerrar la composición del Ejecutivo el próximo jueves o a principios de la próxima semana, no oculta que prefiere a Livni como titular de Exteriores para dar una imagen más moderada de su Gobierno.
La líder de Kadima sigue esperando una respuesta definitiva del Likud a sus demandas y, para sumarse al Ejecutivo, exige que Netanyahu acepte la creación de un Estado palestino y una jefatura de Gobierno rotatoria.

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