SAN SEBASTIÁN

Inseguridad en Atocha

Los vecinos de la zona denuncian que viven intimidados y amenazados por un grupo de menores magrebíes tutelados

Diario Vasco, MIGUEL GONZÁLEZ, 14-03-2009

Los vecinos de Atocha están en pie de guerra. Un grupo de menores magrebíes tutelados les están haciendo la vida imposible y ya han recopilado 800 firmas para remitirlas a la dirección de Infancia y Juventud de Diputación y al Ayuntamiento. Su objetivo es denunciar la situación de inseguridad que están sufriendo e instar a sus tutores legales apuntan a la Diputación, a que se hagan cargo de ellos y controlen sus actos. Hace dos semanas ya les enviaron una carta firmada por 655 personas pero como las cosas no han mejorado, quieren seguir insistiendo hasta que el barrio recupere la normalidad.

La alarma se encendió en Navidades, cuando advirtieron grupos importantes de menores de origen magrebí, de entre 12 y 15 años y que viven en pisos tutelados repartidos en la ciudad. Se dejaban ver en los alrededores de la torre de Atocha, entre la Estación del Norte y la plaza Blas de Otero, intimidando y amenazando al vecindario. Entre semana su número disminuía pero no su peligrosidad, según relatan algunos vecinos.

En la zona existe un haur-txoko y dos parques infantiles en los que los padres se lo piensan antes de llevar a sus hijos a jugar. Según afirman, estos menores suelen reunirse allí para esnifar pegamento y disolventes, beber alcohol o incluso realizar actos sexuales.

«Me rompieron la luna»
Ander Pinzolas, que regenta una panadería desde hace cuatro años, vio reventada la luna de su establecimiento en Nochevieja. «Me rompieron el cristal y entraron a robar, pero un vecino avisó a la Ertzaintza. No se llevaron nada y los mismos ertzainas me dijeron que son menores tutelados, pero que nos les pueden hacer nada». Desde ese día Ander, de 27 años, no les deja entrar en la tienda.

Destaca, eso sí, la respuesta de la Ertzaintza y la Guardia Municipal. «Desde hace dos meses se dejan ver por aquí, pero no pueden hacer nada. Les pueden registrar, como mucho. Cuando les encuentran algún arma blanca o se enzarzan entre ellos se los llevan, pero los sueltan enseguida. La semana pasada tuvo que venir una ambulancia para atenderles tras un fuerte pelea. No puede hacer más», dice.

Su primo Gabi Pinter entra en la tienda en plena conversación. Vive desde hace seis años en el Paseo de Francia, junto a la estación, y los conoce muy bien. «El otro día robaron el bolso a una vecina de 82 años y del tirón cayó al suelo. Tuvo suerte, porque aparte del dinero, no se fracturó ningún hueso. Luego le vio al ladrón en el pasadizo de Egia y el chaval no le aguantó la mirada. No dejan de ser unos críos, incluso van bien vestidos, pero se descontrolan con las sustancias que toman».

Bombero de profesión, Gabi recuerda que «varios de estos menores tutelados ya quemaron hace un año el piso de acogida en el que vivían en la calle Usandizaga. En el suceso resultaron heridos leves dos monitores y otros dos menores. Si viven aquí, tendrán que estar controlados, pero como no tienen que responder ante nadie, campan a sus anchas».

Puri regenta la Taberna Kaioa. Coincide en denunciar la situación de inseguridad que viven, pero no quiere que se les tache de racistas. «Aquí hay mucha gente extranjera muy honrada y está integrada en el barrio. No tenemos nada contra la gente de fuera, pero sí contra sus actos. Yo he tenido suerte, porque en mi bar no han hecho nada, aunque una vez les pillé dando patadas a la persiana. Sin embargo, el otro día le quitaron el bolso a una clienta mientras estaba sentada fuera en un banco».

Atraco a punta de pistola

Idoia y Agus, de Sorginaren Txokoa, una tienda de ropa, complementos y artículos de magia, se llevaron un susto mayúsculo. «Entró un chaval encapuchado y nos atracó con una pistola. No sé si sería de verdad o simulada», relata Idoia. «Este era algo más mayor, tendría unos 17 años. Se llevó el dinero de la caja, pero lo peor fue el susto».
Jon Eraunzetamurgil es un jubilado que tiene un pequeño local en la misma manzana. En la entrada un viejo póster de la Real que ganó la primera Liga en 1981 recuerda que allí estuvo el desaparecido campo de fútbol. «Esa sí que era la Real», dice antes de entrar en materia. «Yo veo cómo roban carteras y bolsos a gente que está esperando a coger el tren en la estación. Esto tiene que solucionarse».

EL PROBLEMA
Lugar: En los alrededores de la torre de Atocha, entre la Estación del Norte y la plaza Blas de Otero.
Situación: desde hace tres meses los vecinos observan cómo grupos de menores magrebíes tutelados les amenazan, intimidan e incluso les roban, además de esnifar pegamento, beber alcohol o realizar actos sexuales a la vista de todos.
Demanda: Los vecinos piden que Diputación ejerza su tutela y les mantenga controlados, para evitar que actúen de forma impune y el barrio recupere la seguridad.

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