Las prostitutas pierden el miedo a pedir ayuda

Tras el recelo inicial, el servicio de atención auspiciado por el Ayuntamiento y la Junta ha realizado más de 3.400 actuaciones Salud, violencia de género y situación legal son las consultas más habituales entre estas mujeres en el polígono Guadalhorce

Diario Sur, AMANDA SALAZAR, 15-03-2009

Los principios no fueron fáciles, pero un año después, la iniciativa Café y Calor llevada a cabo por los trabajadores de la asociación Mujer Emancipada en el polígono Guadalhorce ha calado entre las prostitutas que trabajan en la zona. Esta asociación consiguió hace doce meses que el Ayuntamiento autorizase la instalación de unos módulos para la atención directa a las prostitutas, para la que cuentan con subvenciones de la Junta de Andalucía y del Área de Bienestar Social del consistorio malagueño.

En este tiempo, han realizado más de 3.400 atenciones y han repartido más de 60.000 preservativos – unos 6.000 al mes – , además de realizar acompañamientos a los recursos sanitarios y orientación laboral, legal o psicológica.

«Al principio tuvimos que recorrer las calles del polígono para que las chicas nos conociesen y nos fuésemos ganando su confianza, pero ahora nuestras instalaciones se han convertido en un punto de encuentro de las prostitutas», explican los responsables de la iniciativa.

Los problemas sobre salud, qué hacer en caso de agresiones por parte de los clientes, violencia de género con sus parejas o proxenetas o dudas sobre su situación legal en el caso de las inmigrantes son las dudas más comunes que plantean las prostitutas. «Ellas rara vez reflexionan sobre lo que necesitan, así que cuando acuden a nosotras les invitamos a hablar sin preguntarles, y vemos qué recursos necesitan a medida que se desarrolla la conversación», indican.

El 90% de las prostitutas que ejercen en el Polígono Guadalhorce son inmigrantes. Las más numerosas son las inmigrantes rumanas, seguidas de subsaharianas e inmigrantes latinoamericanas. El perfil de la mujer que trabaja en la calle ha cambiado y las españolas tienen una media de edad algo más elevada que la de las inmigrantes, según confirman responsables de la asociación Mujer Emancipada.

También en crisis

La crisis también está afectando al negocio más antiguo del mundo. Empleados de la asociación Mujer Emancipada comentan que cada vez son más las mujeres que acuden al punto de encuentro de Café y Calor para comentarles que sus clientes piden rebajas en sus servicios. «El problema es que el cliente se siente aún más en una situación ventajosa con respecto a la prostituta porque sabe que no hay tanto trabajo y le exige por ejemplo mantener relaciones sin preservativo hasta el punto que les amenaza con buscar a otra si no acceden», continúa.

Precisamente la educación sexual sigue siendo uno de los platos fuertes del punto de Café y Calor. «A pesar de que se dedican a esto, nosotros seguimos advirtiéndoles sobre la necesidad de cuidarse, usar protección y les informamos sobre las enfermedades a las que se exponen y cómo pueden evitarlas», indican. En este sentido, los trabajadores de Mujer Emancipada están intentando extender el uso del preservativo femenino entre las prostitutas. «Protege mucho más y evita más enfermedades que el preservativo masculino», aseguran. Pero el preservativo femenino, que ha calado mucho entre las prostitutas nacionales, no gusta a las extranjeras, que se muestran reticentes.

De las más de 400 mujeres que calculan que ejercen en el Polígono Guadalhorce, la asociación Mujer Emancipada atiende asiduamente a unas 170. Y la demanda no hace más que crecer. «Atendemos a unas 25 chicas al día; la iniciativa Café y Calor ha tenido más éxito del esperado», dicen. Una prueba de que estas mujeres empiezan a utilizar los recursos administrativos para mejorar su calidad de vida.

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